Opinión

¡Coño con el calentamiento global!

Antonio Gil-Terrón
Hoy en día sabemos que en la Edad Media hubo un calentamiento global muy superior al existente hoy en día. Posiblemente fuera debido a que el medievo – como todos analfabetos saben – fue una época inmersa en una gran revolución industrial, que llevó a la fabricación masiva de vehículos a motor; y claro, cuando éstos comenzaron a rodar por las autopistas construidas por el Rey Arturo y el Mago Merlín, el nivel de Co2 se disparó, con lo que el planeta se halló inmerso en lo que hoy denominamos “efecto invernadero”.

Bromas aparte, lo bien cierto es que el calentamiento global que aconteció entre el año 800 d. C. hasta el 1.100 d. C. fue superior al existente hoy en día, y el mundo entró en un periodo floreciente para la agricultura y la ganadería, al poderse cultivar tierras que hasta esa fecha habían sido baldías, debido a las bajas temperaturas.

La razón de este “calentamiento global” no se conoce a ciencia cierta, aunque siempre habrá algún “antisistema” que le eche la culpa a la Iglesia Católica, que es la que mandaba por aquella época en el mundo «desarrollado».

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En fin, valga como ejemplo de cómo el clima cambia de forma independiente de la actividad humana, es el descubrimiento de que la Antártida fue una selva tropical hace 52 millones de años.

Lógicamente y habida cuenta de que el hombre no existía en esa época, la culpa del efecto invernadero y el calentamiento global habría que echársela a las ventosidades de los dinosaurios, especialmente los pedos del Tyrannosaurus rex, que fue un lagarto “muy malo” que no respetaba el medio ambiente.

Pues nada, mi más sarcástica enhorabuena a todos los sinvergüenzas sin fronteras y organizaciones varias, que a costa de gente de buena fe, se han hecho de oro y se siguen haciendo, al rentabilizar el “acojonamiento global” que ellos mismos han provocado con sus interesados mensajes apocalípticos.

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