Opinión

15N contra la violencia de género

Juan E. Daroqui / ECONOMISTA

El pasado día 15 fue el elegido para levantar la voz en las redes sociales contra la violencia de género. Por suerte somos muchos los comprometidos por esta causa y creo que fue un éxito.

Como dice en su blog mi amigo José Segura, es difícil encontrar nuevos argumentos que no hayamos expuesto ya contra este tipo de violencia, así que nos ahorramos la reiteración en los mismos para no aburrir a los amables lectores de esta columna.

Pero creo que algo falla en esta lucha. La cifra de mujeres asesinadas durante 2016 (hasta el 2 de noviembre) es de 42. Una barbaridad, pero algo se consigue teniendo en cuenta que en 2008 fueron 84, en 2010, 85 o en 2015, 64. En cualquier caso son cifras escalofriantes.

La ley contra esta lacra es del año 2004, de los tiempos de J. L. Rodríguez Zapatero, y no sé si se ha reformado mucho pero a las leyes les pasa como a las personas, envejecen, los acontecimientos evolucionan y si la ley no lo hace, pues mal.

Todo esto viene a cuento por una carta de un lector, publicada en El Periódico que quiero reproducir:
“Hace unos días presencié una escena que jamás podré olvidar: vi cómo un hombre maltrataba a una mujer. Ocurrió en el portal del edificio donde vivía. Como todos los vecinos se asomaban a sus balcones pero nadie se decidía a actuar, decidí hacerlo yo y llamé a la policía. Que la policía tardara más de 30 minutos en aparecer me sorprendió, pero ese es otro tema. De lo que quiero hablar es de lo que pasó después.

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La mujer que había recibido la paliza, por desgracia, no se atrevió a admitirlo cuando la policía llamó a la puerta de su casa. Entonces, los agentes simplemente me tomaron los datos por haberles llamado y se fueron. Al día siguiente, me llamaron para testificar y, en resumidas cuentas, me obligaron a denunciar con el consabido resultado de una represalia por parte del agresor, que era mi vecino, o una multa por no acudir a testificar que podía ascender a 600 euros.

¿Estamos realmente protegiendo a las mujeres de esta manera? Nos dicen continuamente que denunciemos el maltrato a la mujer para salvar vidas, pero ¿a qué precio? ¿Poniendo en peligro la nuestra? Ahora entiendo por qué mis vecinos decidieron esconderse en lugar de actuar. Aunque no me arrepiento de haberlo hecho, no puedo evitar preguntarme: ¿esto es la ley?”

Si esto es así, cosa que no dudo, algo falla en el sistema. No se puede hacer campaña continuamente para denunciar a los maltratadores, por las maltratadas o por cualquiera que lo presencie, y luego no “proteger” al denunciante, sea la víctima o sea cualquier persona.

No se puede pretender que estemos rodeados de héroes que arriesguen su integridad o su dinero porque nadie ha previsto esta circunstancia. No sé si esta vez los partidos políticos se van tomando en serio la cuestión. Como reflejó en una columna Susana Gisbert, se ha pasado de 26 segundos en el debate de candidatos a 1 minuto en el congreso, y ahora parece que quieren alcanzar un pacto de estado.

¡A ver si es verdad!
@Rutiguer_JED

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