Opinión

Unión Europea, ¡buagg!

Juan E. Daroqui / ECONOMISTA

Aquí han pasado los plazos y ya tenemos convocadas las nuevas elecciones. Salvo sorpresa mayúscula, Mariano Rajoy volverá a ser presidente porque un número importante de sus seguidores siempre le votan y siempre votan. Les trae sin cuidado la corrupción, con casos “aislados” casi a diario, los tejemanejes de los ministros y esas zarandajas. Son fieles de verdad.

Sin embargo, los votantes de izquierda son más aficionados a la abstención, así que como al PP les votarán, por lo menos, los mismos, tendrán un mayor porcentaje de votos, porque el total de votantes será menor, y sacarán más escaños que en el 20D, y el ciudadano Albert propiciará el gobierno del partido más votado.

Solo tenemos que soportar con paciencia y resignación el mes y pico que nos queda de campaña electoral, oficiosa y oficial, y para las vacaciones tendremos un gobierno.

Pero no quería escribir de cuestiones domésticas. Quería escribir sobre este desastre de Unión Europea que nos están “construyendo”.

Como ha dicho Stuart Holland, “Europa tiene los días contados si Alemania no cambia de actitud”.
Este economista británico (universidad de Oxford), laborista, colaboró estrechamente con Jacques Delors para construir una Europa social, y expone que la primacía de las políticas que impone Alemania no nos va a llevar al resto de los europeos a nada bueno, pero a Alemania sí que le va bien.

Este economista de mente lúcida ideó los eurobonos, que nunca se han llegado a poner en marcha, pero él sigue creyendo que es la mejor forma de salir de la crisis, aunque Alemania se oponga.

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A los países del sur, España incluida, les vendría muy bien esta medida. Holland piensa que hay que buscar el crecimiento, sin dejar tirados a los países del sur, y para ello «no serían necesarias nuevas instituciones, ni el socorrido concurso del federalismo, sino que bastaría con una decisión política enmarcada en los tratados vigentes».

No tomarán la decisión política. Están ocupados en las negociaciones secretas del TTIP.

Negociar en secreto un tratado que puede afectar a los derechos de los trabajadores, a los derechos de los consumidores, al modo en que queremos tratar el medio ambiente, a la forma de dirimir las discrepancias entre empresas, a la salud pública y a tantas otras cosas, es completamente inadmisible. Hay que exigir transparencia, ahora que la palabra está tan de moda.

Que no se sepa casi nada de las negociaciones solo nos hace desconfiar. Parece que los grandes oligopolios son los que quieren manejar el cotarro a su antojo, con recortes para los derechos de los consumidores o poner trabas a su ejercicio y defensa de los mismos.

Esta Unión Europea va cada vez a peor. Tanta austeridad, tan poca solidaridad, sobre todo con los refugiados, tan poca transparencia, tanta burocracia.

¡Buagg!

@Rutiguer_JED

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