El director británico apuesta por dos páginas de monumental orquestación: la inacabada ‘Décima’ de Mahler y la ‘Sinfonía N.º 4’ de Shostakóvich
El director británico apuesta por dos páginas de monumental orquestación: la inacabada ‘Décima’ de Mahler y la ‘Sinfonía N.º 4’ de Shostakóvich