VICENTE TORRES
28. 12. 23
Hoy, 28 de diciembre, es un buen día para hablar de ese presidente que nos ha caído de un lugar que seguro que no es el cielo, porque realmente actúa como un muñeco diabólico. Si alguna vez hace algo bueno será porque le conviene.
Se sabe que se tiene por un personaje grandioso, y se sabe porque lo ha dicho él. Y aparte de haberlo dicho, se ha hecho escribir dos hagiografías, que puesto que figura el nombre de quien las ha perpetrado, esta persona será el hazmerreír en los siglos venideros.
Si tenemos en cuenta que para Julián Marías la cualidad más importante es el valor, y es difícil no estar de acuerdo con eso, y a Sánchez el valor ni siquiera se le supone, ya tenemos un punto débil en sus delirios de grandeza.
Se tiene por resiliente, o resistente, pero lo que ha hecho es rendirse a todos los terroristas de España y del extranjero, que son quienes con más fuerza le aplauden. Resistente fue Ortega Lara, que lo suyo sí que tiene mérito. 532 días en un zulo, en unas condiciones lamentables, y sin saber si viviría al día siguiente. Si Sánchez realmente fuera resistente sabría valorar la proeza de Ortega Lara. En cambio, lo insulta y traiciona todos los días.
Dicen algunos que admira secretamente a Franco, puesto que lo homenajea a su manera cambiando sus huesos de sitio y comportándose como un dictador. Pero no, Sánchez solo se admira a sí mismo. Y odia a Franco, del mismo modo que odia a cualquiera que sitúe en la derecha. A Ortega Lara, por ejemplo. A Franco no le teme, porque está muerto. Y no lo homenajea, sino que se ensaña con sus restos.
Inteligencia tampoco tiene Sánchez. ¿Cuándo ha hecho un discurso en el que se perciba algún pensamiento? ¿Por qué sus gobiernos son tan nefastos? Unos pocos ministros o ministras sabrían hacer algo bien, pero se contienen para no despertar la envidia del jefe. Y la mayoría si hace algo lo hace mal y cree que lo hace bien.
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