VICENTE TORRES
23. 12. 23
La dificultad más grande que planteaba el atentado que acabó con la vida de Carrero Blanco consistía en encontrar un número suficiente de asesinos que se unieran para hacer los preparativos. Y eso lo tenía solucionado la banda. ETA tuvo que estar dirigida por un cerebro potente en la sombra, nunca descubierto, porque si lo hubiera estado por alguien como Otegui no habría durado nada.
En mi opinión, ese atentado inútil, que solo sirvió para los criminales vieran satisfecha su sed de sangre, fue obra de ETA en solitario. No necesitaban ayuda de nadie ni la acción tenía sentido.
En el libro ‘1978. El año en que España cambió de piel’ conté que en los años 1968 y 1969 el entonces príncipe Juan Carlos y Adolfo Suárez estuvieron planificando la Transición, de modo que mucho antes del atentado terrorista ya estaba previsto el paso a un sistema democrático.
Se entiende fácilmente que fuera así, porque si Franco hubiera querido que su régimen tuviera continuidad no hubiera nombrado sucesor a Juan Carlos I, puesto que éste, por mucho que lo hubiera intentado y mucho apoyo que hubiera tenido, no habría podido gobernar de la misma manera.
El propio Adolfo Suárez dijo, al comentar alguna conversación suya con Franco, que era consciente de que tras él vendría la democracia. Claro que tenía que ser consciente, puesto que sabía que no había otra opción.
Cuestión distinta fue el modo en que las fuerzas políticas convocadas al efecto entendieron la generosa oferta que les hizo Adolfo Suárez.
Digamos que hicieron como aquel al que se invita a comer y se come su plato y la mitad del de su anfitrión. Como consecuencia, ETA hizo de las suyas, los nacionalistas hicieron de las suyas, los socialistas, salvo honrosas excepciones, ídem de lienzo, los de la derecha, acomplejados en su mayor parte, pero también interesados, se dejaron contaminar, y así, poco a poco, se ha ido envileciendo la sociedad española, hasta llegar a la situación actual.
En los primeros años de la democracia, cuando hubo políticos socialistas, no de primera fila, ejemplares y muchos de sus votantes también lo eran, la población española, en su conjunto, era mucho más sana que la actual.
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