Las uvas de la suerte de Nochevieja

LA UNIÓ pide a los consumidores que compren la uva autóctona que posee una frescura y calidad inigualable./LA UNIÓ LLAURADORA LA UNIÓ pide a los consumidores que compren la uva autóctona que posee una frescura y calidad inigualable./LA UNIÓ LLAURADORA

La creencia popular afirma que las doce uvas «de la suerte» comenzaron a tomarse en España en la Nochevieja de 1909 por un excedente en la cosecha pero hay registros anteriores

Valencia, jueves 29. 12. 22

REDACCIÓN informaValencia.com

Llega el 31 de diciembre y los españoles celebramos en la medianoche «las doce campanadas». Unos con inmensa alegría y esperanza, otros con nostalgia o tristeza. Los deseos personales pasan por la mente rápidamente y pedimos con esperanza para que nuestros deseos se cumplan durante el año que está a punto de comenzar. Es Nochevieja.

Esos deseos se acompañana de las «doce uvas de la suerte» en la mayoría de los casos. Los más pequeños las sustituyen por pasas de chocolate, gajitos de mandarina u otras opciones. Unos prefieren tomarse uvas grandes y llamativas, otros buscan las más chiquititas para no atragantarse y empezar el año con un mal rato de agobio. Esos instantes son un clásico.

Un brindis para que nos acompañe la salud y un buen abrazo para sellar nuestros vínculos. Un beso para reconfortar y reconfortarnos. Pero… ¿de dónde viene esta curiosa tradición que cada año nos planta delante de sitios como la madrileña Puerta del Sol? ¿Qué simbolizan las uvas? Existen varias explicaciones que sitúan el origen de esta tradición en España.

La creencia popular afirma que las doce uvas “de la suerte” comenzaron a tomarse de manera masiva en España en la Nochevieja de 1909. Un excedente de la cosecha de este fruto en Alicante hizo que las productoras intentaran incrementar sus ventas con una innovadora campaña de Navidad que las relacionaba con estas fechas y con la buena suerte.

La variedad de uva blanca Aledo se convirtió en sinónimo de Nochevieja y se popularizó su venta en paquetes de doce ya preparados para consumir el último día del año. También la uva del Vinalopó en la Comunidad Valenciana. Sin embargo, existen registros y pruebas documentales de que esta costumbre ya se practicaba previamente, por lo que es muy probable que el excedente de 1909 solo sirviera para extender la tradición, no para crearla.

La aparición de esta práctica se sitúa en el Madrid de 1880 como una acción satírica y de protesta. Por aquel entonces, la alta burguesía copió la costumbre francesa de hacer fiestas privadas en Navidades en las que se bebía champán y se utilizaban uvas como acompañamiento.

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Al mismo tiempo, el ayuntamiento de la ciudad prohibió los festejos callejeros que se celebraban normalmente en la Noche de Reyes.

Los chulapos, a los que se les había arrebatado su divertimento navideño, decidieron aprovechar que aún estaba permitido reunirse en la Puerta del Sol para escuchar las campanadas del reloj en Nochevieja y empezaron a comer uvas (un producto barato para la época) como burla de la costumbre aristócrata y en señal de protesta contra las restricciones del ayuntamiento.

Numerosos periódicos de 1882 ya recogen las primeras menciones de esta tradición y en 1884 algunos la califican de “imperecedera costumbre”. Aunque el consumo de las doce uvas mantuvo su carácter incorrecto y burlesco durante años, acabaría por normalizarse y extenderse al resto del país con el paso del tiempo.

¿Por qué uvas?

Tradicionalmente, la uva es un fruto que se suele asociar con símbolos positivos como la hermandad, la unión, la alegría y el placer (véase al dios Baco) o la espiritualidad. Además, se trataba de una fruta barata (ahora ya no tanto) de la que a menudo había excedente en los cultivos.

En la actualidad, la tradición marca que se coloquen doce uvas delante de cada comensal para simbolizar los doce meses del año. Cada uva comida tras la correspondiente campanada de media noche supondrá buena suerte en el correspondiente mes. Aunque la tradición de las doce uvas tiene su origen en España y desde allí llegó a América Latina o Portugal, en otros países también existen alimentos típicos para dar la bienvenida al nuevo año.

En Grecia suelen cocinar un pastel llamado Vassilopitta en cuyo interior se coloca una moneda de oro o de plata, otorgando la mejor suerte a aquel que la encuentra en su plato. Y en Italia y algunos países sudamericanos es tradición comer un plato de lentejas estofadas tras las campanadas de media noche para atraer la prosperidad y la fortuna en el año entrante.

Además, otro clásico es llevar la ropa interior de un determinado color: tanto en España como en Italia y Chile se lleva roja para tener un nuevo año lleno de felicidad en el amor.

En Dinamarca, la tradición de Nochevieja es un poco más ruidosa: es costumbre romper platos en la puerta de los seres queridos después de esta última cena tan especial. En contra de lo que parece, se supone que este acto es una muestra de cariño y buenos deseos.

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