El IVAM se convierte en la casa de las empleadas del hogar

La directora del IVAM, Nuria Enguita, la investigadora social, Alba Herrero, y la artista e ilustradora Ana Penyas, Premio Nacional de Cómic 2018, presentan la exposición En una casa. Ana Penyas y Alba Herrero. Genealogía del trabajo del hogar y los cuidados./MIGUEL LORENZOLa directora del IVAM, Nuria Enguita, la investigadora social, Alba Herrero, y la artista e ilustradora Ana Penyas, Premio Nacional de Cómic 2018, presentan la exposición En una casa. Ana Penyas y Alba Herrero. Genealogía del trabajo del hogar y los cuidados./MIGUEL LORENZO

La ilustradora Ana Penyas y la investigadora social Alba Herrero abordan las transformaciones del trabajo doméstico a lo largo de un siglo

Valencia, miércoles 09. 11. 22

A. CASAÑ

La directora del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), Nuria Enguita; la antropóloga e investigadora social Alba Herrero, y la ilustradora y dibujante Ana Penyas han presentado la exposición ‘En una casa. Genealogía del trabajo del hogar y los cuidados’. La muestra, que se inaugura el jueves 10 de noviembre, es un proyecto híbrido entre la narración gráfica y la investigación social.

“Alba Herrero ha trabajado desde la etnografía y Ana Penyas ha transformado en imágenes aquello que afloraba de los testimonios, el relato coral y la experiencia de vida de trabajadoras del hogar y también de empleadoras”, ha explicado Nuria Enguita sobre este proyecto para el que entrevistaron a 35 mujeres de distintas procedencias, nacidas entre 1930 y 1997, todas residentes en el territorio valenciano urbano y rural. “Aunque han sido muchas más con las que han mantenido conversaciones informales”, matizó Enguita.

El trabajo de investigación ha dado como resultado una publicación, un fanzine y una exposición en el IVAM que reúne el relato coral de estas mujeres, abundante material documental y los dibujos de Ana Penyas, autora de ‘Todas estamos bien’, un homenaje a sus dos abuelas que le valió el primer Premio Nacional de Cómic a una mujer en 2018.

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La directora del IVAM ha explicado que “la exposición traza una genealogía sobre las condiciones del trabajo del hogar en el último siglo, desde el servicio doméstico vinculado al éxodo rural durante el franquismo hasta el trasvase actual a las mujeres migrantes”.

Alba Herrero ha destacado que el relato coral recoge exclusivamente voces de mujeres porque es un trabajo feminizado y precarizado. “Las diferentes perspectivas eran necesarias para tener un prisma global. No hay una historia única que sirva para entender una realidad tan poliédrica. En el sur de Europa nos cuesta entender cómo se organiza el trabajo del hogar y los cuidados porque no está visibilizado”.

La propuesta expositiva se organiza siguiendo una línea temporal en la que las historias de vida y las diferentes situaciones se entremezclan con los dibujos y el material documental. Las primeras etapas abordan los inicios del siglo XX, el hambre de la posguerra y las migraciones del campo a la ciudad durante el franquismo. “En los años 40 el imaginario mostraba una criada víctima, pobre y abnegada, sumida”, ha comentado Ana Penyas.

A partir de los años sesenta las ‘criadas’ empiezan a denominarse ‘empleadas del hogar’ y se incrementa el número de trabajadoras por horas. “Es la época en la que aparecen películas como las de Gracita Morales”, recuerda, hasta llegar a la etapa actual en la que las inmigrantes extracomunitarias tienen que hacer frente a una sociedad de acogida que sigue negando su pasado y una igualdad laboral y asistencial que como trabajadoras les corresponde. “Seguimos percibiendo invisibilidad. Hay alguna película, como ‘Libertad’, pero en general ha desaparecido la figura de la trabajadora del hogar de las series y películas”, sentencia Ana Penyas.

Sirvientas, criadas, empleadas de hogar, trabajadoras de hogar… Las diferentes maneras de definir este trabajo permiten analizar cómo en cada momento histórico se interpretan las relaciones de poder y las relaciones sociales, haciendo un recorrido desde lo particular, lo privado, hacia lo público y lo político.

Sobre la manera de enfrentarse a los dibujos, Ana Penyas ha explicado que ha atendido a las particularidades. “El primer prejuicio es el de la victimización, cuando muchas mujeres son auténticas luchadoras y eso te cambia la imagen”, ha explicado la ilustradora.

 

 

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