La asignatura de Religión en Democracia: oferta obligatoria, optativa y con un peso desigual en el currículum
Valencia, sábado 25. 06. 22
MANUEL HUERTA
La última ley educativa aprobada en España la fue por el Gobierno vigente de Pedro Sánchez, la LOMLOE, que devolvía a la asignatura de Religión a los tiempos de Zapatero. De esta manera, la materia sigue siendo obligatoria en los centros pero voluntaria para los alumnos.
Como sucedió en la etapa de Zapatero, Religión deja de contar para el expediente académico. Asimismo, desaparece una materia alternativa por primera vez. En cuanto al horario escolar de Religión, se deja en manos de las comunidades autónomas.
Y tras siete años de ‘Zapaterismo’, Mariano Rajoy logró la mayoría absoluta en los comicios del año 2011. Como viene siendo habitual cuando cambia el inquilino de La Moncloa, se derogó la ley educativa de los anteriores gestores y se aprobó una nueva.
En este caso no iba a ser diferente, y el Ejecutivo del PP sacó adelante la LOMCE, conocida también como la «ley Wert» el 28 de noviembre de 2013. En ella, se volvía a reconocer a Religión como una asignatura de plena validez académica, contando para el expediente.
Nuevo temario
Bien pues ayer vio la luz el currículo definitivo de Religión tras publicarse en el Boletín Oficial del Estado (BOE) y que a diferencia de lo que ocurre con el resto de asignaturas es elaborado en su totalidad por la jerarquía eclesiástica, a quien «corresponde señalar los contenidos de la enseñanza y formación religiosa católica», según reza el Acuerdo entre el Estado español y la Santa Sede sobre Enseñanza y Asuntos Culturales.
El currículo se ha renovado por la aprobación de la nueva norma educativa, la Lomloe, más conocida como ‘ley Celaá’ e incluye los contenidos para todas las etapas: Infantil, Primaria, Secundaria y Bachillerato. Etapas en las que aparecen conceptos muy similares o más bien idénticos a los que ha usado el Gobierno en el resto de asignaturas, sobre todo en la de «Valores Cívicos y Éticos».
Esta es la polémica materia que ‘sucede’ a «Educación por la Ciudadanía», que también fue muy contestada por la comunidad educativa. Así, todas las etapas mencionan los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas, tal como lo hace Valores. Por ejemplo, en el caso de Bachillerato, en el mismo apartado de saberes básicos donde también aparecen los principios fundamentales de la doctrina social de la Iglesia (DSI), se señala que los alumnos deberán adquirir el «conocimiento y valoración de las diferentes iniciativas mundiales que buscan lanzar proyectos de futuro sostenible, en especial los objetivos de desarrollo sostenible (ODS)», señala el currículo publicado en la página web del BOE.
«El proyecto de Dios anunciado en Jesucristo, la fraternidad universal, proporciona un horizonte trascendente que confirma nuestro compromiso con los objetivos de desarrollo sostenible y los derechos humanos», dice el currículo de Primaria. «El currículo no aborda todos los temas que deberían tratarse en clase de Religión Católica y se ha transformado en un híbrido entre Valores Cívicos y Éticos y Religión; ahora las dos asignaturas se parecen mucho entre sí», dice un representante de varios centros educativos de ideario católico.
“La clase de Religión juega un papel decisivo para que la escuela pueda cumplir su misión de educación integral del alumnado. Esta convicción es la que ha fundamentado nuestra propuesta al Ministerio y la elaboración del nuevo currículo, en el respeto de todas las exigencias pedagógicas planteadas por la nueva Ley. Creemos necesario compartir estas certezas con los profesores de Religión, con la comunidad educativa y, por supuesto, con las familias. Este nos parece el camino para llegar a dar en el futuro un lugar reconocido comúnmente y estable a la ERE en nuestro sistema educativo, sin depender de los vaivenes de los cambios políticos y del sucederse de las Leyes educativas”. Alfonso Carrasco Rouco, obispo de Lugo, presidente de la Comisión Episcopal para la Educación y la Cultura de la CEE.

Sin embaro y al margen del ODS, el currículo recurre a muchas frases que son prácticamente idénticas a las que salen en los currículos aprobados por el ministerio dirigido por Pilar Alegría. También en Primaria, en alusión a una de las competencias que deben adquirir los alumnos, el currículo dice: «La adquisición paulatina de esta competencia supone haber desarrollado la autonomía e identidad personal; haber adquirido valores y normas de convivencia inclusiva, hábitos de trabajo individual y en equipo; haber desarrollado sus capacidades afectivas en todos los ámbitos de las personalidad; y haber logrado algunos hábitos saludables de vida y de consumo responsable siendo consciente de sus propias necesidades físicas y emocionales».
También aparece el cuidado del planeta, muy presente en los currículos del Ejecutivo de Sánchez: «El área de Religión Católica propone los principios y valores del magisterio social de la Iglesia para contribuir al bien común, a la plena realización humana y a la sostenibilidad del planeta». Más adelante, se menciona la «desigualdad entre varones y mujeres» o la importancia de la «ciudadanía global». En Educación Secundaria Obligatoria aparece la «solidaridad intergeneracional»; la «ecodependencia»; la «amistad social» o la «corresponsabilidad intergeneracional».
Más participación
Escuelas Católicas, patronal de la concertada con más de 2 millones de colegios en nuestro país, señaló que «el nuevo currículo contiene una visión novedosa de la asignatura, en consonancia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y con problemas actuales. Si bien, hubiésemos deseado una mayor participación en su elaboración, la posibilidad de aportar desde la experiencia, este nuevo enfoque tiene defensores y detractores y solo el tiempo ofrecerá una visión sobre su éxito», apuntó Luis Centeno, secretario general adjunto de la patronal. «En cualquier caso, consideramos que la asignatura es una pieza fundamental para lograr el objetivo constitucional de la enseñanza: la educación integral de la persona. No se puede pretender una educación plena sin abordar la religión y la faceta trascendente de la persona. Todo ello sin renunciar a la esencia misma del cristianismo, como pilar de nuestra historia y cultura».
«Las familias consideramos que la temática que se trabaja en el currículo es importante pero tiene un enfoque demasiado transversal, y toca temas que ya se tratan en otras materias. Por lo tanto, se podría haber profundizado más en la religión propiamente dicha», dijo Begoña Ladrón de Guevara, presidenta de la Confederación de Padres de Alumnos (Cofapa). «En cualquier caso, las familias confían en la figura de los profesores que son los que transmiten los conocimientos y capacitan a nuestros hijos y siempre defenderemos que la asignatura se siga ofertando para que las familias que quieran la puedan elegir».
Fuentes de la Conferencia Episcopal han defendido que «este currículo mantiene, como todos los anteriores, la esencia del mensaje cristiano y la fuente epistemológica de la Teología. Como los anteriores, ha asumido el formato pedagógico del marco curricular, en este caso de la Lomloe, y las competencias clave. Y, por tanto, el currículo ha combinado la esencia de lo que es la clase de Religión, es decir, la visión cristiana de la vida, con una aportación específica al perfil de salida del alumnado. Ha sido, además, fruto de un proceso participativo, con el que se ha querido escuchar a toda la comunidad educativa». Agregan que «este currículo, en sus competencias específicas, mantiene la visión cristiana de la persona y de la vida, de la sociedad – que incluye la Iglesia-, de la cultura, y del diálogo fe-cultura-razón», tal y como informa José Ramón Navarro Pareja en el diario ABC.
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