La vicepresidenta de la Generalitat Valenciana lleva años pidiendo dimisiones a los políticos que se ven inmersos en casos judiciales
Valencia, jueves 16. 06. 22
A. CASAÑ
La señora Oltra se erigió como el azote contra la corrupción desde el primer momento en que asomó a la vida política. Conocida por sus camisetas reivindicativas, horteras, y que enarbolaban -junto a sus discursos- decencia política y democrática, Oltra se convirtió en la voz contra los procesos de corrupción política que comenzaban a salir a la luz en la Comunidad Valenciana.
El entonces Presidente del Consell, Francisco Camps, se convirtió en diana constante durante los debates en Les Corts de los dardos de Mónica Oltra, quien poco a poco, iba pasando de copar los titulares de la prensa valenciana a saltar a las páginas de medios nacionales precisamente por esa dura oposición cuando la política empezó a estar empañada por procesos judiciales, todos ellos promovidos desde la propia Compromís.
Ahora, Oltra lleva dos años y medio viendo cómo el boomerang le viene de vuelta. El Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana acaba de imputarla en el caso de presunto encubrimiento de los abusos sexuales de su ex marido a una menor tutelada por parte de la conselleria de la que ella es titular.
Lejos quedan ahora las frases en las que se exige una dimisión en el momento de una imputanción. Oltra ya ha adelantado que no piensa dimitir por ese caso. Compromís cierra filas en torno a la persona que un día catapultó al éxito a esta formación, y que ahora se tambalea al ser víctimas de su propio listón de moralidad política.
En 2009, Oltra ya exigía explicaciones en Les Corts a los miembros del Consell con problemas con la justicia: a Camps le dijo que si ella se veía en una situación como la que atravesaba el ya ex president, ella se marcharía.
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