JUICIO MARTA CALVO TRIBUNALES Valencia

La víctima más joven de Palma perdió el conocimiento cuando le metió cocaína bajo la lengua

Este lunes ha dado comienzo el juicio contra el presunto asesino Jorge Ignacio P. J., acusado de las muertes de Arliene Ramos, Lady Marcela Vargas y Marta Calvo y de los intentados sobre ocho mujeres más en el plazo de 15 meses y medio, administrándoles cocaína de altísima pureza por vía genital./A3TV
Las acusaciones particulares recurriran la sentencia del asesino Jorge Ignacio Palma al Tribunal Supremo./RTVE

Afirma que el acusado intentó ponerle cocaína en sus partes íntimas: «Me dijo que era muy divertido y que no pasaría nada»

Valencia, miércoles 15. 06. 22

A. CASAÑ

La presunta víctima más joven de Jorge Ignacio Palma, supuesto asesino de Marta Calvo, Arliene Ramos y Lady Marcela Vargas, ha afirmado ante el tribunal que juzga al acusado que concertó un encuentro con él en diciembre de 2018 en el que llegó a perder el conocimiento y no recuerda ni si mantuvo relaciones sexuales: «Me dio cocaína, quedé inconsciente y no sé cuánto tiempo estuve así. Él no llamó a la ambulancia».

Tercer día de juicio contra Jorge Ignacio Palma, que ha comenzado con el testimonio de la víctima más joven del presunto asesino de Marta Calvo y otras dos mujeres. Esta joven que, al igual que la testigo de ayer sobrevivió a un encuentro con el acusado, ha relatado cómo le suministró vino blanco en cuento llegaron a su casa y cómo, tras insistirle en varias ocasiones a que consumiera cocaína, Palma le introdujo droga debajo de la lengua sin su consentimiento.

Así se ha pronunciado la víctima, en calidad de testigo, ante el jurado que juzga a Jorge Ignacio Palma J., acusado de tres muertes y de intentarlo con otras ocho mujeres más en el periodo de 15 meses, desde verano de 2018 hasta el 7 de noviembre de 2019, fecha en la que falleció la última de las víctimas y cuyo cadáver no ha sido aún localizado.

Palma se enfrenta, tal y como reclama Fiscalía, a 130 años de cárcel por 11 delitos de abuso sexual -tres de ellos como medio necesario para un delito de homicidio y siete para un delito de lesiones-; y un delito contra la salud pública. Por su parte, los padres de Marta Calvo, quienes ejercen en el procedimiento como acusación particular, piden para el acusado la prisión permanente revisable. Otras víctimas personadas en la causa también reclaman esta pena. La defensa reclama la absolución.

A través de internet

Este miércoles ha declarado la segunda presunta víctima del acusado, con quien quedó el 19 de diciembre de 2018 en una vivienda de Isabel la Católica de L’Ollería. La joven ha explicado que en ese momento tenía 18 años recién cumplidos y que conoció al acusado a través de un sitio web en el que anunciaba sus servicios sexuales.

El presunto asesino, según ha narrado la víctima, se puso en contacto con ella y le preguntó si podían hacer una ‘fiesta blanca’, que era «consumir cocaína», a lo que accedió. Quedaron en Valencia sobre la una de la madrugada y él la recogió en un coche para trasladarse hasta L’Ollería. A mitad camino detuvo el vehículo y le ofreció consumir cocaína, a lo que ella accedió. Él no tomó nada.

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«Paró el coche y sacó una bolsa de cocaína muy grande, exageradamente grande, que le ocupaba las dos manos», ha descrito. Tras ello, continuaron la marcha hasta llegar a una vivienda, en la que le sacó una copa de vino «preparada», con la botella abierta. «Estaba exageradamente amarga y no bebí mucho», ha dicho.

A continuación le ofreció más droga y le pidió mantener relaciones sexuales sin preservativo. Ella se negaba. En un momento determinado se empezó a encontrar muy mal y a escuchar la música acelerada, con lo que le pidió que le dejara sentarse porque estaba mareada.

Mientras tanto, él insistía en mantener relaciones sin protección y en que la víctima consumiera cocaína, droga que le introdujo en su lengua con uno de sus dedos sin que ella pudiera reaccionar. Luego intentó ponérsela en sus partes íntimas pero ella se negó. «Me dijo que era muy divertido, que no pasaría nada y le contesté que no quería», ha narrado.

La joven, según ha explicado al tribunal del jurado, seguía encontrándose mareada y el acusado dejó de estar «tan simpático» para volverse «serio y con la mirada fría». «Accedí a tomarme la última droga porque estaba siendo muy pesado y para ver si se callaba. Ya no recuerdo nada más», ha aseverado.

«Me desperté –ha proseguido– y él estaba encima de mí como dándome bofetadas en la cara. Me levanté de la cama y cuando iba a ponerme de pie me caí porque no me funcionaban las piernas. Él me levantó, me cogió medio en brazos y me llevó hasta el baño, donde me duchó. Me enjabonó y me ayudó a salir de la bañera porque no era capaz de calcular la distancia», ha dicho.

Tras ello, regresó al cuarto y el acusado le comentó que había estado inconsciente. «Yo pensaba que me había quedado dormida porque no recordaba nada. Me dijo al principio que había estado inconsciente durante 20 minutos y cuando le pregunté que por qué no había llamado a la ambulancia me dijo que solo habían sido cinco minutos», ha expuesto.

«Me quedé sorprendida porque cuando alguien se queda inconsciente llama a la ambulancia. No entendí la reacción. También me dijo que había convulsionado. Luego me preguntó si quería seguir y le dije que no. Me pagó 100 euros y nos marchamos», ha señalado, para agregar: «Cuando llegué a Valencia me percaté de que los 100 euros que me había dado me los había quitado antes de mi monedero».

La víctima ha afirmado que desconoce cuánto tiempo pudo estar inconsciente: «Estuve unas tres o cuatro horas sin tocar el teléfono móvil y eso no era normal. Solía cogerlo y tocarlo para cambiar la música o algo. Me resultó extraño estar tanto tiempo desconectada», ha narrado. «Creo que estuve como siete horas allí. No era consciente del tiempo que había pasado», ha apostillado.

Como consecuencia de esta experiencia, la testigo asegura que bloqueó al acusado, al que hoy ha identificado sin ninguna duda, y que dejó de tener contacto con él. “Fueron mis padres los que cayeron en que mi caso era como el de Marta. Yo no veía la televisión. Después de unas semanas, lo busqué por internet y ya le vi la cara sin pixelar y supe que era él. Me acordaba muy bien de su cara”, explica la víctima.

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