Según el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), tomar un vaso grande de horchata natural durante tres días se asocia a un perfil microbiano más saludable.
Valencia, jueves 05. 05. 22
A. CASAÑ
Los resultados, publicados en la revista científica ‘Nutrients’, sugieren que el consumo de este producto tradicional elaborado a partir de la chufa puede mejorar la salud digestiva y el estado general de salud, según ha informado el CSIC en un comunicado.
Así, tomar un vaso grande de horchata natural durante tres días basta para producir cambios en la microbiota intestinal asociados a un perfil microbiano más saludable, según han demostrado en el Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA), del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en un ensayo con 35 voluntarios, que tomaron 300 mililitros diarios de horchata sin pasteurizar, con todo su almidón y sin azúcar añadido, durante tres días.
El estudio realizado por el IATA-CSIC analizó la microbiota intestinal, los microorganismos presentes en el sistema digestivo, de 35 voluntarios antes y después del consumo de horchata natural no pasteurizada y sin azúcar añadido. Este producto tradicional es rico en almidón resistente, ácido oleico (como el aceite de oliva) y aporta antioxidantes (polifenoles) presentes en la chufa de donde se obtiene.

A los voluntarios (todos mayores de edad y con buen estado de salud) se les ofreció un vaso grande de horchata natural (300 mililitros) sin pasteurizar durante tres días, y se obtuvieron muestras de heces antes y después de tomarla. El análisis de la microbiota intestinal por secuenciación del ADN microbiano mostró tres perfiles de microorganismos en los voluntarios antes del estudio.
Estos perfiles cambiaron en todos los casos tras el consumo de horchata, «siendo enriquecidos con diversas bacterias beneficiosas y precursoras de butirato, sustancia con múltiples beneficios para el intestino y el sistema inmune», señala la entidad.
«En solo tres días, las poblaciones bacterianas de todos los voluntarios cambiaron hacia patrones microbianos más saludables, similares a los que promueve la dieta mediterránea o vegetariana», ha asegurado Gaspar Pérez, el investigador del CSIC en el IATA que lidera el estudio.
En concreto, tras el ensayo los investigadores observaron que aumentaba la presencia de bacterias como Akkermansia (asociada a la pérdida de peso), Christenellaceae y Clostridiales, además de Faecalibacterium (asociada al control de la glucosa), Bifidobacterium y Lachnospira. «Se trata de especies que ya existían en el sistema digestivo de los voluntarios», ha indicado Gaspar Pérez, «pero que el consumo de horchata natural ha fomentado, mejorando el perfil de la microbiota intestinal de las personas que participaron en el ensayo».
Agregar comentario