Ignacio Grande: “Cáritas trabaja desde la esperanza poniendo el foco en los vulnerables porque detrás de cada cifra hay una persona que sufre”
Valencia, miércoles 09.02.22
A. CASAÑ
El Informe FOESSA 2022 de la Comunidad Valenciana presentado este miércoles ofrece una radiografía sobre la pobreza y la exclusión social y constata los graves efectos de la crisis resultado de la pandemia por ello “desde Cáritas sabemos que detrás de cada cifra hay una persona que sufre y nos posicionamos desde la esperanza para seguir trabajando poniendo el foco en los más vulnerables”, ha destacado Ignacio Grande, director de Cáritas Diocesana de Valencia.
En el acto de presentación del Informe FOESSA, que ha tenido lugar esta mañana en Valencia, han intervenido, junto con Ignacio Grande, el obispo auxiliar de Valencia monseñor Arturo Ros; Juan Manuel Aragonés y Víctor Manuel Mellado, directores de Cáritas Diocesana de Segorbe-Castellón y de Orihuela-Alicante, respectivamente; y Daniel Rodríguez de Blas, sociólogo del equipo de Estudios de Cáritas Española.
Si en 2018 más de la mitad de las familias valencianas se encontraban en esta situación, ahora solo el 37,5% de ellas no se ven afectadas por ninguna situación de exclusión. De este 62,5% que sufre algún tipo de exclusión, el 21,3% de la población –1.076.000 personas– es ya moderada o severa, y de nuevo son las mujeres y los extranjeros los más perjudicados y ahora también los jóvenes.
Esta es la principal constatación que se extrae del Informe FOESSA 2022 sobre Exclusión y Desarrollo Social, elaborado por 30 investigadores de diez universidades a partir de encuestas a 7.000 hogares en España, más de 650 en la Comunidad Valenciana, que ha presentado el sociólogo del equipo de Estudios de Cáritas Española y coordinador de los informes territoriales, Daniel Rodríguez de Blas, junto al director de Cáritas Diocesana de Valencia y presidente de Càritas Comunidad Valenciana, Ignacio Grande Ballesteros.
Al respecto, ha señalado que el efecto de esta crisis puede compararse con «el Titanic, que se vio golpeado por un iceberg invisible e inesperado, como este virus, también inesperado, ha golpeado la sociedad que navegaba igualmente con una sensación de invulnerabilidad». «Todos viajamos en este barco, pero no todos sufrimos las mismas consecuencias y como en el Titanic, los que iban en primera y tenían barcos salvavidas se salvaron y el resto se ahogó».
Lo mismo ocurre en esta crisis, ha apuntado, que se está cebando con los que ya tenían dificultades: uno de cada tres jóvenes entre 19 y 29 años está afectado por procesos de exclusión social; la precariedad laboral se ha duplicado y alcanza a más de 280.000 hogares y en más de 185.000 núcleos familiares donde todas las personas activas están en paro.
Rodríguez de Blas ha aclarado que la exclusión social no crece, pero sí se agudiza y se hace más severa: de 527.000 personas en 2018 a 621.000 en 2021. Además, dentro de la integración precaria hay 600.000 personas que «se encuentran al borde del abismo porque ante el mínimo empeoramiento de su situación puede desembocar en la exclusión». El peligro, como se ha demostrado en anteriores crisis, es que una vez llega la recuperación estas bolsas de pobreza no se disuelven.
Además, el estrés generado por las situaciones de dificultad ha erosionado la resistencia y relaciones en las familias, especialmente entre aquellas que se encuentran en exclusión severa, incrementándose un 129% respecto al informe anterior.
La brecha digital afecta a uno de cada tres hogares
El Informe FOESSA constata, además, que la desigualdad ha crecido en un año tanto como durante toda la crisis del año 2008 ya que la han sufrido más los que menos ingresos tenían, mientras que los más ricos no solo no perdieron renta sino que la ampliaron. El resultado: la desigualdad en términos de renta ha aumentado más de un 33%, cifra superior al incremento que tuvo durante la crisis de 2008, y la pobreza severa ha crecido un 35% (730 000 personas) y la privación material severa se ha duplicado en un periodo de tiempo muy corto.
El coronavirus ha traído también nuevas brechas: una de ellas es la digital, que afecta a uno de cada tres hogares en la Comunidad Valenciana, duplicando su incidencia (2 de cada 3) para los hogares que están en exclusión severa. Rodríguez ha alertado de que la Covid ha profundizado dos tendencias que ya existían: un empeoramiento de las condiciones de trabajo que genera más trabajadores pobres y menos realizados personal y socialmente ya que la precariedad laboral se ha duplicado y alcanza a más de 280.000 hogares (14%) que dependen económicamente de una persona que sufre inestabilidad laboral grave.

En la presentación del Informe FOESSA han intervenido, junto con Ignacio Grande, el obispo auxiliar de Valencia monseñor Arturo Ros; Juan Manuel Aragonés y Víctor Manuel Mellado, directores de Cáritas Diocesana de Segorbe-Castellón y de Orihuela-Alicante, respectivamente; y Daniel Rodríguez de Blas, sociólogo del equipo de Estudios de Cáritas Española./ARCHIVALENCIA
Además, las barreras para acceder al trabajo se han hecho mayores para una parte de las personas desempleadas: la situación de que el sustentador se encuentre en paro de larga duración ha alcanzado a 65.000 familias y el desempleo total familiar casi se ha duplicado. Hoy hay más de 185.000 núcleos familiares donde todas las personas activas están en paro y a pesar del aumento de la protección social no se ha logrado compensar esta situación: De este modo, 76.000 familias carecen de algún tipo de ingreso periódico.
Además del empeo, las dimensiones de la salud y la vivienda son los otros factores de exclusión en la Comunidad Valenciana y ambas han crecido desde 2018, afectando a día de hoy al 21% y 19% de la población respectivamente. Más de 260 000 hogares (12,9%) sufre falta de acceso a medicamentos o tratamientos por problemas económicos; sufrir algún trastorno o dificultad mental ha aumentado en un 280% respecto a 2018, alcanzando al 17% de la sociedad valenciana; en el ámbito de la vivienda 225.000 familias una vez pagado el alquiler o la hipoteca quedan en situación de pobreza; y se ha duplicado el número de hogares, hasta más de 122.000, que sufrieron retrasos o no tuvieron dinero para el pago de alguno pago del alquiler o la hipoteca.
Propuestas de mejora
El Informe FOESSA “ha permitido elaborar un decálogo de propuestas para realizar las mejoras necesarias al sistema de protección social, que son unos retos que para Cáritas significan complejidades pero también una oportunidad para continuar trabajando”, ha incidido Ignacio Grande.
Entre los retos destacan “la necesidad de reforzar el acceso a derechos de todas las personas; mantener de manera estable las medidas provisionales tomadas en el caso de la salud, la vivienda o la protección social; mejorar la cobertura y la aplicación del Ingreso Mínimo Vital y la Renta Valenciana de Inclusión, así como la coordinación entre Administraciones, y desatascar las listas de espera; e implementar medidas para reducir la precariedad y el desempleo de larga duración”.
Del mismo modo, otras propuestas son “garantizar el acceso a un sistema de salud público de calidad, teniendo en cuenta sobre todo a personas en situación de dependencia y con necesidad de cuidados; desarrollar políticas frente a la exclusión residencial, ya que desde 2018 se ha triplicado el porcentaje de hogares que residen en viviendas insalubres; medidas para evitar la brecha digital; y avanzar hacia servicios sociales adaptados a la realidad.
Por su parte, Juan Manuel Aragonés, director de Cáritas Diocesana de Segorbe-Castellón, ha indicado que en la pandemia, y durante los meses del confinamiento, “Cáritas no cerró, las Cáritas siempre estuvieron abiertas para atender en persona, si era posible, o bien por teléfono y redes sociales, a quienes acudían a nosotros”.
Este informe FOESSA “es una radiografía del año 2021 y pone de manifiesto cuáles fueron los colectivos más afectados y los nuevos factores de exclusión, como las dificultades en el acceso a la vivienda, el empleo y la salud; la brecha digital; la dificultad para rehacer relaciones de participación y sociales”, ha señalado.
También se desprende del informe “el aumento de la exclusión severa, que es donde más está presente Cáritas día a día, y la pandemia ha demostrado que se pueden buscar soluciones alternativas para prestar estas atenciones”, ha explicado Víctor Manuel Mellado, director de Cáritas Diocesana de Orihuela-Alicante, quien ha remarcado que en esta pandemia las Cáritas de la Comunidad Valenciana han atendido a más de 124.000 personas a través de 686 Cáritas parroquiales y con más de 8.000 voluntarios.
Por su parte, monseñor Arturo Ros ha recordado la reciente “Visita Ad Limina” de los obispos valencianos a Roma, donde se reunieron con el Papa Francisco “a quien pedimos consejo sobre cómo actuar y nos dijo tres palabras, que son la entraña de Cáritas: cercanía, misericordia y ternura, como actitudes de vida y como compromiso. Cercanía, para estar al lado del que sufre; la misericordia, que es sufrir con el que sufre; y la ternura, para acariciarle y dar respuesta a sus necesidades”.
“La motivación permanente de Cáritas es, en nombre de Dios, buscar la justicia y el bien de los demás, y eso nos urge hacerlo. Nos urge la honestidad, la transparencia, la compasión y la justicia, que son, además, características propias de nuestro quehacer en Cáritas, como también lo son la coherencia y la pasión por el Evangelio”, ha precisado y ha defendido “frente a actitudes críticas y negativas, y sin olvidar las injusticias que vivimos, una actitud no positiva sino clara y esperanzada, con el compromiso de responder a esas urgencias que claman nuestra compasión”.
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