Desastre del equipo español, con Alejandro Valverde desfondado en la subida del Monte Fuji, a 40 kilómetros de meta
Sábado, 24.07.21
REDACCIÓN informaValencia.com
Richard Carapaz, tenaz y valiente como pocos, volvió a situar la bandera de Ecuador a lo más alto del mástil olímpico. Ya en el Monte Fuji, cima sagrada y símbolo de Japón, el equipo de Eslovenia de Pogacar se unió al esfuerzo de la Bélgica de Van Aert para tratar de controlar la carrera, mientras a los pies de la montaña, en el circuito de automovilismo, miles de japoneses disfrutaban a través de pantallas gigantes de las idas y venidas de sus héroes, de sus ataques sin éxito y de su esfuerzo constante por buscar esa escapada triunfadora.
Al ecuatoriano, podio en su primera Vuelta a España, ganador del Giro 2019, fichaje por Ineos, podio en el Tour hace solo unos días… y campeón olímpico en Tokio a los 28 años, no le importó la dureza del trazado, un perfil de clásica pero con superpuertos y calor y humedad asfixiantes. Carapaz destrozó la jerarquía y el pronóstico y fue un portento en un final apoteósico de carrera, lanzada por Pogacar, que tuvo que consolarse con el bronce tras verse superado por ‘photo-finish’ por otro monumento de ciclista, el belga Wout Van Aert.
Del Monte Fuji al circuito automovilístico de Fuji, meta de la prueba olímpica en línea, se desencadenó toda la esencia del ciclismo en apenas 40 kilómetros. Acaba la escapada bidón de cinco secundarios, entraron a saco los hombres fuertes, las piernas que llegaban del Tour en las mejores condiciones. Valverde ya sufría, haciendo la goma hasta desaparecer del grupo de cabeza. También Gorka Izagirre, y ningún español estuvo esta vez ni cerca de los puestos de honor.
El ataque de Pogacar a 37 km de meta, subiendo el peliagudo puerto de Minuki, dejo solo a una veintena de hombres delante. Otro ataque redujo aún más el grupo, tanto que hasta a Van Aert que se había desgastado mucho durante toda la prueba, le costó volver a entrar. McNulty, Woods y Carapaz dejaron ver su ambición, siempre atentos, siempre delante, hasta que el ecuatoriano y McNulty lanzaban el ataque bueno en la última subida.
Los dos de cabeza llegaron a aventajar al grupo liderado por Pogacar y Van Aert en 37 segundos. Luego a 15 segundos, pero no pudieron con Carapaz, que a seis de meta, aprovechando una subida, dejó a McNulty ya dentro del circuito. Victoria, golpe de rabia en el manillar y un oro histórico para Ecuador, que añade otro héroe olímpico a un país que no había tenido ninguno desde el marchador Jefferson Pérez.
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