Igual que cuando llega María, que me limpia y me da un masaje muy reconfortante mientras lo hace…
26.06.21
May Rueda Gómez
Esta mañana Sara iba con prisas, ha bajado hasta la -1 como siempre, ha salido y acto seguido ha vuelto a entrar. Se había dejado las llaves del coche en casa. Ha vuelto a subir y después de cogerlas se ha marchado a trabajar.
Mi segundo viajero es Ramón, que va siempre acompañado de Carla y Martín sus dos mellizos a quienes lleva a la guardería antes de ir a trabajar. Como siempre, alegran la mañana cantando la canción del Tallarín.
Después pasa un largo rato hasta que me acompañan de nuevo. Es presumida como ella sola, se llama Lola y siempre se mira en mi espejo para ahuecarse el pelo y se pinta los labios en él. Tuvo que ser una mujer muy guapa de joven y sus ojos a pesar de las arrugas derrochan alegría.
Hoy el señor Paco ha madrugado más de la cuenta… me pregunto, ¿dónde irá?
Siempre va vestido con su pantalón de pinzas, una camisa y sus tirantes y es muy delgado.
Le sigue Héctor, un joven estudiante, que cuando sale de mí, puedo ver como corre al macetero que hay a mi lado y coge su paquete de tabaco de detrás de las hojas de la maceta artificial.
Paco regresa, ya sé por qué ha madrugado tanto. Ha salido a por churros.
Ana, una mujer un poco estirada, si coincide con alguien en mi interior ni saluda ni mira a la cara. Va siempre muy bien arreglada y acompañada de un maletín.
Ahora llega uno de los momentos más divertidos, porque llega Carmen con Nico y Nina, dos perritos de raza pequeña. Nico tiene un peculiar ladrido y en cuanto se monta ladra tres veces. ¡Guauf! ¡Guauf!¡Guauf! Nina, rasca la puerta con ganas de salir, Carmen, su dueña, la regaña pero ella insiste rascando y rascando, ¡Me hace un montón de cosquillas!
Igual que cuando llega María, que me limpia y me da un masaje muy reconfortante mientras lo hace.
Me tiro todo el día así, subo, bajo, subo, bajo. Varios repartidores suben para repartir diferentes paquetes y a veces Elisa, la cartera, también me utiliza si hay alguna carta certificada.
El señor Paco, vuelve a bajar, está vez va a por la compra y no tarda en volver.
A mediodía, huele que alimenta. ¡Menuda mezcla de olores cada vez que paro en una planta!
Por la tarde, regresa Ramón, viene sin los niños porque los recoge Marta, su mujer. Llega con gesto cansado.
Hoy Andrea, viene acompañada de un chico, se acaramelan y se dan besos en mi interior, se abrazan, se toquetean, llegan al octavo, bajan al -3 y vuelven a subir. ¡Vaya calentón! Pero es bonito, a mí también me gustaría tener un acompañante que me haga sentir esas cosas, pero como soy un ascensor, me conformo con verlo desde cerca.
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