Un grotesco espantapájaros

María Irene Montero y Pablo Iglesias Turrión enel Parlamento españolIrene Montero y Pablo Iglesias en el Parlamento español

Vicente Torres

27.11.20

En todas las fotos o vídeos en los que aparece, el resultado es grotesco. Así en aquella en la que posó primera vez ante las puertas de su ministerio. Posó con las patas muy abiertas (si él mismo se define como ‘macho’ alfalfa, lo que tiene son patas). Ocurre en aquel vídeo en que aparece bailando con una rubia, que tantas risas ha provocado. O cuando lo retratan saludando a alguien con el codo, cuando exhibe su absoluta falta de clase. O aquella otra foto, que tan bien le cuadra, en la que imita a una rata. Quizá de ahí venga lo de ‘rata chepuda’.

Nada tiene que ver su porte con el de Felipe VI, Arturo Fernández o Francisco Fernández Ordóñez, que denotan o denotaban desde lejos unos modales exquisitos y una educación que inspira confianza y tranquilidad. De un jumento siempre se espera una coz.

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Da una detrás de otra el espantapájaros malasombra este. Por ejemplo, cuando se dirigió a los componentes del PP para decirles que no volverían a sentarse en el Consejo de Ministros, con lo cual dio a entender que la dictadura está instaurada. Para conseguir eso todavía tienen que salvar el obstáculo del Rey, única esperanza que nos queda a los españoles, pero la barbaridad fue dicha en sede parlamentaria, con luz, taquígrafos y cámaras de televisión.

Si el presidente del gobierno tuviera decoro, o le quedara un asomo de vergüenza, lo habría destituido inmediatamente, pero no es el caso y los votantes socialistas lo aguantan todo.

La única esperanza contra este estado de cosas es el Rey, porque la oposición no tiene suficientes votos para oponerse a tanta atrocidad y a las viejas glorias socialistas se les va la fuerza por la boca. Lastra las ha jubilado y no han tenido fuerza para reaccionar rompiendo el carnet o promoviendo una protesta generalizada ante el partido, que, por otra parte, ya no existe, porque todos los órganos de control fueron suprimidos.

El grotesco espantapájaros los chulea como quiere.

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