Nicolás Sartorius, el risible

Nicolás Sartorius en imagen de TVENicolás Sartorius en imagen de TVE

Vicente Torres

23.11.20

Ha dicho: «No sé si hay pacto con Bildu, pero en la Transición pactamos con quien nos fusilaba». En ese tiempo estaban en su partido Dolores Ibárruri, Rafael Alberti y Santiago Carrillo, entre otros. Menudas perlas. «Dime con quién andas, decirte he quién eres», se aprende leyendo el Quijote. Mira quién fue a hablar.

El partido del que forma parte este caballero fue condenado por la Unión Europea en su Resolución del 19 de septiembre de 2019. Es un partido sobre cuya conciencia pesan muchos asesinatos, incontables torturas, abundantes atrocidades. El Partido Comunista no debería ser legal.

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Sartorius no se sintió incómodo con la compañía de los malvados citados anteriormente, por tanto, tampoco le tiene que molestar la de ese que lleva el moño al estilo de doña Tomasa, ni la de ese Otegui que quizá haya cometido más crímenes que los ya de por sí horrendos que se le conocen. Hay casi 400 atentados de ETA sin resolver y no sería extraño que el tal Otegui hubiera participado en algunos de ellos. Hay personas cuya degeneración moral es tan acusada que en cuanto tuvieron ocasión corrieron a fotografiarse con el etarra este. El mismo que dijo: «quizá hicimos más daño del que teníamos derecho a hacer». Un sujeto que considera que tiene derecho a hacer daño no debería andar suelto por la calle, es un peligro público. Cualquier etarra es un peligro público.

Lo que pueden aportar los comunistas a la sociedad ya se va viendo desde que comparecieron en la vida política de las naciones: hambre, miseria, espantosos crímenes, mentiras, falsedades…

No se le conoce al comunismo ninguna capacidad autocrítica. Es que si la tuviera, desaparecería. No se puede esperar que reconozca su responsabilidad en la guerra civil española, que desembocó en una larga dictadura que sufrimos todos, pero pudo hacerlo en otra, que quizá habría durado más tiempo, como ocurre en el caso de Cuba.

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