Antonio Silvestre / DESDE MI AZOTEA
02.11.20
Hacía mucho tiempo que no afrontaba un artículo con la ilusión de hoy, sobre todo y además de los últimos 130 minutos del Valencia (segundo tiempo de Elche y todo el partido de ayer), después de escuchar las declaraciones de José Luis Gayá tras el encuentro de anoche en Mestalla.
Al escuchar al capitán tuve la sensación de que había llegado el típico antes y después. Que la plantilla ha cambiado el chip y se ha puesto el mono de trabajo, que está unida y dispuesta a representar y lucir el escudo que llevan en el pecho como todos se merecen: la entidad histórica, la afición y ellos mismos, los propios futbolistas, tan denostados y ninguneados en los últimos dos meses por la tontuna de cuatro tíos de la prensa local y otros cuantos chalaos «sabelotodo» de los medios nacionales.
Yo quise leer entre líneas a Gayá: “Debemos olvidarnos de lo de fuera y centrarnos en cada partido, en cada entrenamiento”. Y «lo de fuera», al margen de las impresentables posturas de Peter Lim, Murthy y Kondogbia, era para mí, el menosprecio continuado de los citados informadores a la calidad y el trabajo de los profesionales del grupo.
Es mi opinión pero al igual que Gayá, me sentí orgulloso del partido que hicieron los jugadores ante el mismo Getafe de siempre, marrullero, teatral y agresivo, poniendo unos huevos tan grandes como aquellos de la célebre pancarta sobre Antón en el 71, cuando nos jugábamos una liga a la que nos acercamos decisivamente con una sobresaliente actuación, gol incluído, del lateral andaluz en la Creu Alta de Sabadell: «Con estos (dos huevos pintados) y los de Antón, el Valencia Campeón», rezaba el mensaje.
Y eso, muchos huevos fueron los que pusieron ayer casi todos los protagonistas del empate (que fue una victoria moral) ante los «angelitos» del sobrevalorado Bordalás. Porque si analizamos el transcurso del choque (nunca mejor dicho), vimos a Maxi Gómez partirse literalmente la cara con los más que duros Cavaco y Djené, a Soler y a Wass hacer lo mismo con Arambarri, a Kang In soportando las provocaciones de Damián, a Thierry y a Yunus (olé las narices del chaval) con el broncas de Cucarella, a Gabriel Paulista con el bronco y tramposo Unal, o a Cheryshev con un desequilibrado Nyom. Ojo que hay que estar en el césped para aguantar a esos tíos durante casi cien minutos, pegando a los tobillos y al rostro, fingiendo sin parar y provocando solo tarjetas para los nuestros. Es casi normal que se le fuera la pinza a Thierry.
Por eso, después lo de anoche, con la tensión que nos generan los plumillas, que es de vergüenza ya que no digan nada de este Getafe que ensucia nuestro fútbol de la manera que lo viene haciendo desde hace ya tres temporadas, después de haber merecido una holgada victoria no reconocida y tras las declaraciones del capitán, estoy convencido que este Valencia nos va a dar muchas alegrías en relación a su esfuerzo y rendimiento a partir de ahora. Incluso será más emocionante si cabe, con el clima que algunos han creado alrededor del equipo, poniendo en duda la calidad de unos futbolistas que han demostrado, la mayoría, su contrastada calidad. Y desde luego, mejor olvidarnos de lo de fuera.
Be the first to comment on "‘Olvidarnos de lo de fuera’"