Vicente Torres
23.09.20
No soy un experto, como ese Don Simón que cada día, cuando termina de hurgarse la nariz, explica lo que sabe, lo cual llena de pasmo a muchos. Tampoco soy uno de esos loritos que repetían las consignas ‘no se podía saber’, ‘capitán a posteriori’, que al ver esto deberían sonrojarse, pero eso no ocurrirá, porque ya ni pueden recordar dónde perdieron la vergüenza, seguramente para siempre. El que no sea lorito no sale en la foto.
Simplemente voy a hablar del asunto como un ciudadano al que le conculcan un día sí y otro también sus derechos constitucionales y las explicaciones que le dan sobre el caso le parecen excusas de mal pagador. Veamos: los mejores especialistas como el asunto, entre los que no creo que esté Don Simón, dicen que al aire libre el contagio es muy difícil. Es más, alguno afirma que para que el virus chino contagie hay que ayudarle. La experiencia es la siguiente: en Valencia hubo concentraciones masivas en la plaza del Ayuntamiento del 1 al 14 de marzo, con motivo de la mascletá, sin que conste que tuviera repercusión en el número de contagiados. En cambio, entre los que asistieron a un partido de fútbol en Italia sí los hubo. Viajaron juntos, fueron a bares y restaurantes juntos, en el fútbol gritaron, saltaron y se abrazaron.
Son cosas que están al alcance de un simple espectador y que a la vista de las mismas saca sus conclusiones entre las que no puede faltar que tenemos una casta dirigente abrazada a la incompetencia y con unas ganas exageradas de demostrar quién manda aquí, y el deseo de hacer el mal manteniendo a casi todo el mundo bajo arresto domiciliario primero y luego obligando a llevar mascarillas en lugares en los que es innecesario. Los etarras no son nadie sin las pistolas y éstos tampoco son nadie sin los loritos.
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