El 22 de septiembre es el día de su festividad fijada por San Juan Pablo II al beatificarlos en 2001
Martes, 22.09.20
A. Casañ/AVAN.- La archidiócesis de Valencia conmemora este martes, la festividad litúrgica de los 233 mártires de la persecución religiosa de 1.936 que fueron beatificados por el papa San Juan Pablo II en el año 2001, de los que 226 son valencianos.
Por este motivo, las parroquias de la diócesis acogerán la celebración de actos litúrgicos en recuerdo de los beatos con la inclusión de las oraciones propias y otros textos en su memoria, siguiendo este año todas las medidas de seguridad con motivo de la pandemia, según explican desde la delegación de Liturgia del Arzobispado.
Por su parte, en la Catedral de Valencia, quedará expuesto mañana el relicario donde se veneran los restos de los mártires, en la capilla de San Jacinto, en la Girola de la Seo.
Esta conmemoración “se celebrará de forma más significativa en aquellas iglesias y comunidades religiosas que guardan una vinculación especial y más directa con los beatos mártires, por ser su lugar de nacimiento, o de ejercicio del ministerio de los mártires, de su martirio o, en todo caso, de su sepultura”, atendiendo a las medidas sanitarias.
San Juan Pablo II, al elevar a los altares a los mártires valencianos, determinó que su fiesta litúrgica se celebrase cada 22 de septiembre por ser la fecha en la que se produjo el mayor número de martirios de los nuevos beatos.
Persecución religiosa en el 36
Fueron asesinados por “odio a la fe” entre 1934 y 1939. En estos seis años se produjeron más mártires en España que en los 19 siglos anteriores. En España hay alrededor de 1.500 beatificados durante este periodo, según los datos de la Conferencia Episcopal.
Los beatos lo son por haber sido asesinados por su fe, por ser católicos. Murieron perdonando a sus asesinos. Muchos perdieron su vida terrena tras rechazar blasfemar, tal y como les exigían sus asesinos.
En total, en la retaguardia del bando republicano, se asesinó a 4.184 sacerdotes, 2.365 frailes y religiosos, 283 monjas y más de 3.000 seglares, según se desprende de la información de los historiadores. En total, unos 10.000 muertos por el delito de ser católicos y no renegar de ello.
Unos 3.000 fueron asesinados entre julio y agosto de 1936. De ellos, fueron ejecutados trece obispos. Doce de ellos murieron en 1936. Prelados de Jaén, Tarragona, Ciudad Real Lérida, Barcelona, Cuenca, Guadix, Sigüenza, Orihuela, Segorbe, Almería y Barbastro murieron al comienzo de la contienda. Tan sólo el de Teruel murió cerca del final de la guerra.
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