Una buena opción para descubrir las Sierras de Cazorla y del Segura, con sus excepcionales Parques Naturales y Reservas
Viernes, 04 de septiembre de 2020
M.H.-Ā Vacaciones entre cultura, naturaleza y gastronomĆa espaƱolas. El Parador de JaĆ©nĀ corona la ciudadĀ desde la cumbre del Cerro de Santa Catalina. Su figura emblemĆ”tica domina el horizonte de forma que cuando te acercas a JaĆ©n serĆ” siempre el primero en darte la bienvenida. El hotel es origen y destino para descubrir todo el encanto delĀ Renacimiento andaluz. El aspecto monumental de su interior se mantiene en los impresionantes arcos cruzados a 20 metros de altura en el salón principal, el comedor y las habitaciones con bellĆsimas panorĆ”micas de la ciudad.
Tradicionalmente JaĆ©n ha sido un sitio de paso y frontera, ya que por sus tierras habitaron diferentes culturas milenarias, e incluso donde musulmanes, cristianos y judĆos llegaron a vivir en armonĆa durante siglos. Pero la historia de la comarca se ancla en el tiempo y tiene un pasado que se remonta a Ć©poca prehistórica, con el origen de una economĆa arraigada a la tierra que ha dejado su influencia con el denominador comĆŗn cultural y económico en torno al olivo, la mayor riqueza de esta tierra y que convierte a JaĆ©n en la Capital Mundial del Aceite de Oliva.

Aceitunas variedad Picual Finca Varaona la Vella/informaValencia.com
Las montaƱas, los cursos altos de los rĆos, los antiguos caminos de herradura, su flora y fauna, hacen de JaĆ©n un destino ideal para el turismo de aventura en contacto directo con la naturaleza. Sus espacios naturales favorecen la prĆ”ctica de circuitos multiaventura y deportes acuĆ”ticos y aĆ©reos. AsĆ, las cumbres del Parque Natural de Sierra MĆ”gina (por encima de los 2.000 metros) son un magnĆfico escenario para el montaƱismo invernal. El Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas es otro lugar ideal para las travesĆas de senderismo, el barranquismo, la pesca o los paseos a caballo. En el curso alto del Guadalquivir, en el Embalse del Tranco y sobre todo aguas abajo de su presa, se ofrecen actividades de rafting, kayaks e hidrospeed. Las rutas en bicicleta de montaƱa y el senderismo encuentran en la provincia de JaĆ©n uno de los mejores lugares para su prĆ”ctica de toda EspaƱa, contando con vĆas verdes perfectamente acondicionadas y seguras, como la del Aceite, cuyo recorrido alcanza los 55 km.
Un paseo por el casco antiguo, una conversación cómplice al amparo de un sendero, el atardecer en el Valle del Guadalquivir o la habitación del Parador, donde perderse o un masaje con aceite de oliva después de la caminata. De Roma y Al- Andalus, jaén ha heredado la tradición por el bienestar y la salud. Las aguas claras que emanan de los manantiales de sus parques naturales fueron utilizadas desde los tiempos pasados en tratamientos para la salud. De hecho, muchas de ellas tienen cualidades minero-medicinales que las hacen aptas para el consumo o el baño. AdemÔs, los balnearios y spa de Jaén incorporan tratamientos donde el aceite de oliva vuelve a ponerse al servicio de la salud.
Los BaƱos Ćrabes
Los baños Ôrabes de Jaén fueron construidos en el siglo XI. Se localizan en los bajos del palacio de Villardompardo, en pleno casco histórico de la ciudad. Son los mÔs grandes y mejor conservados de Al- Andalus. Su uso estÔ restringido a visitas culturales.
El hamman o baƱos era un lugar clave en el mundo islĆ”mico, en el que ademĆ”s de lavar y cuidar el cuerpo se purificaba el espĆritu, ya que su uso tambiĆ©n vino dictado por la obligación de la ablución mayor, imprescindible para la oración del viernes. Al baƱo acudĆa todo tipo de pĆŗblico, tanto ricos como pobres, hombres o mujeres, pero en distintos horarios.
El recinto estĆ” compuesto por varias cĆ”maras abovedadas con lucernarios estrellados. La primera sala es el vestĆbulo (al-bayt al-maslaj), que consiste en una estancia trasversal con alcobas en ambos extremos. La siguiente es la sala frĆa (al-bayt al-barid), a continuación la sala templada (al-bayt al-wastani), formada por un gran salón cuadrado que se cubre con cĆŗpula semiesfĆ©rica sobre arcos de herradura.
Hay varios huecos en el suelo por los que podemos ver los pilares de ladrillo que permitĆan la circulación del aire caliente. Esta sala se amplĆa, a travĆ©s de dos arcos de herradura, hacia una estancia con dos alcobas laterales. La Ćŗltima es la sala caliente (al-bayt al-sajun), con dos alcobas laterales ubicadas junto a la caldera, lugar donde se calentaba el agua.
La solerĆa de algunas estancias era de mĆ”rmol blanco y los muros originalmente estaban decorados con arquerĆas pintadas en rojo sobre fondo blanco.
Junto a los Baños se visita el Palacio de Villardompardo, construido por Don Fernando de Torres y Portugal, exvirrey de Perú, con patio renacentista. Hoy alberga un Centro Cultural en el que ademÔs estÔ instalado el Museo de Artes y Costumbres Populares y el Museo Internacional de Arte Naïf.
Ćbeda y Baeza, Patrimonio de la Humanidad
Las ciudades de Ćbeda y Baeza, declaradas Patrimonio de la Humanidad, conservan aquel hechizo de hace 500 aƱos y las convierte en el mĆ”ximo exponente del renacimiento espaƱol. Rodeadas de olivares con el Guadalquivir a sus pies, estas dos ciudades conservan entre sus calles el trazado original de tiempos remotos. Ćbeda representa la arquitectura privada y el poder civil, y Baeza la arquitectura pĆŗblica y el poder religioso. Las dos figuras mĆ”s destacadas de aquellos tiempos fueron Francisco de los Cobos, secretario de Carlos I, y su arquitecto AndrĆ©s de Vandelvira, autor de los mĆ”s soberbios monumentos de ambas ciudades.

Plaza VĆ”zquez de Molina, Ćbeda (JaĆ©n)
En Ćbeda encontramos la Plaza VĆ”zquez de Molina, considerada una de las mĆ”s bellas de Europa, un recinto abierto donde se alzan los monumentos mĆ”s destacados del renacimiento, como la Capilla Funeraria del Salvador del Mundo, la Iglesia de Santa MarĆa de los Reales AlcĆ”zares, el Palacio de Juan VĆ”zquez de Molina.
En Baeza sobresalen la plaza de Santa MarĆa, que ejerce de epicentro de la ciudad noble, donde destaca la Catedral consagrada a la Natividad de Nuestra SeƱora, ademĆ”s encontramos la iglesia romĆ”nica de Santa Cruz, el Palacio de Jabalquinto, el Ayuntamiento o la Plaza del Pópulo.
El olivo
El olivo es todo un tesoro indisoluble a la realidad, identidad y a los naturales de la provincia de JaĆ©n. No sólo por su importancia económica, sino porque ha generado, a lo largo de los siglos, una cultura especĆfica que tiene en este Ć”rbol y su fruto su razón de ser. Es por eso que se puede hablar de una cultura del olivo, cuyos ingredientes son los paisajes, cortijos, almazaras, fiestas populares, etc.
JaĆ©n, primera productora mundial de aceite de oliva, ofrece al visitante el mejor escenario para la prĆ”ctica del āoleoturismoā, a travĆ©s de una variada oferta relacionada con el olivar y el aceite: museos, cortijos, almazaras, fiestas, ferias comerciales, etc.
El olivo es una especie arbórea originaria del MediterrĆ”neo oriental (Asia Menor), donde empezó a cultivarse, pero el alto valor de sus producciones facilitó la expansión del olivo por todas las riberas mediterrĆ”neas. Como genuino Ć”rbol mediterrĆ”neo, el olivo estĆ” muy bien adaptado a condiciones ambientales duras, tales como las sequĆas, las altas temperaturas, o suelos pobres.
El olivo florece al final de la primavera (abril-mayo) y su fruto, las aceitunas, se desarrollan durante todo el verano hasta su maduración verde a comienzos del otoño (septiembre-octubre). Sigue a continuación el cambio de color (envero), hasta completar su madurez fisiológica en los primeros meses del invierno.
La variedad de aceituna picual, la mayoritaria en Jaén, proporciona un aceite que es ligeramente amargo y picante, lo que lo hace imprescindible para preparar el bacalao al pil-pil, o para la elaboración de sofritos de verduras que sirvan como base para otros guisos, o para estofados de carne, escabeches de caza o de pescados, siendo indispensable en aquellos platos que contienen ajo.
GastronomĆa
Todo un placer gustativo probar las delicias de laĀ huerta jienense, el mejor aceite de oliva y el sabor a tradición de sus exquisitos platos tĆpicos. De la cocina del establecimiento hotelero es imprescindible descubrir tambiĆ©n la frescura inconfundible de los gazpachos y las populares pipirranas, elaboradas con ajo, tomate, cebolla, pepino, aceite de oliva y manzana.
Los platos de cuchara son habituales en la mesa del Parador: preparan el popular ajo blanco, una sopa elaborada con ajo, aceite, almendras y pan. Ineludibe probar las recetas de cazaĀ como la terrina de perdiz, o el ciervo al estilo de BaƱos. En reposterĆa se percibe la influencia moriscaĀ al descubrir ingredientes como frutos secos, almendras o aceite de oliva en exquisitos dulces de convento, hojaldres o bizcochos.
Como es lógico, el aceite de oliva aromatiza toda la cocina de JaĆ©n y convierte sus platos en saludables. Sobre este zumo se asienta la cultura, el paisaje y, en definitiva, la forma de vida de las gentes de JaĆ©n. MĆ”s allĆ” de su frontera geogrĆ”fica, el aceite es uno de los pilares de la Dieta MediterrĆ”nea, declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad; y, hoy en dĆa, uno de los alimentos mĆ”s preciados en los fogones del mundo.
El autĆ©ntico oro lĆquido
La provincia de JaĆ©n aporta aproximadamente el 20% de la producción aceitera de oliva de todo el mundo y el 50% de la espaƱola. Los mĆ”s de 66 millones de olivos son seƱa de identidad inequĆvoca, no sólo de la gastronomĆa jiennense, sino de la cultura, el paisaje y la forma de vida de toda la provincia. El aceite de oliva es hoy sinónimo de excelencia y salud. Es uno de los alimentos fundamentales que otorga un toque de distinción a cualquier plato de la cocina espaƱola.
La cocina jiennense tiene en el aceite de oliva virgen extra de la variedad picual, elemento integrador de una gastronomĆa basada en muchos platos elaborados con las verduras de sus huertas; con las carnes de caza, que aquĆ llaman de āmonteāy con los pescados de los rĆos de montaƱa. Potajes y dulces conventuales de una gastronomĆa casi mĆstica; guisos farinĆ”ceos en los que sus recetas tradicionales son matizadas con sugestivos nombres propios: Andrajos, harapos, calandrajos, guiƱapos, galianos y talarines. Desayunos molineros de pan preƱado de aceite de oliva virgen extra. Y, sobre todo, un sublime tapeo, que tiene su mĆ”s alta expresión en ciudades como JaĆ©n y Linares, con la peculiaridad de que en toda la tierra jiennense la tapa va incluida en el precio de la bebida.
Con una cocina tradicional, la cocina del Parador tiene como principales especialidades Pipirrana, Merluza con salsa Mozarabe, patƩ de Perdiz o espinacas esparragadas con huevo al estilo de JaƩn.
Consultas y reservas, Castillo de Santa Catalina, s/n 23001 Jaén +34 953230000
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