Esa mujer

Madre, Rosa MurielImg. Rosa Muriel

Rosa Muriel / ASÍ ES LA VIDA

28-05-2020

Las mujeres fuertes vivimos bajo el estereotipo de ser intimidantes y exigentes, de tener estándares muy altos y de no mostrar vulnerabilidad alguna.

La sociedad espera que seamos delicadas y suaves como el pétalo de una rosa pero cuando tienes una madre como ejemplo, te das cuenta de que no necesitas de muchas cosas que la sociedad impone. Y es lo que me ha sucedido a mi.

Ser una mujer fuerte no es fácil pero cuando he tenido una mujer aún más fuerte que me ha enseñado, se entiende que “ser fuerte” no implica grandeza física sino mental y emocional. Cuando crecí de la mano de una mujer con tal fortaleza, aprendí varias lecciones de vida como:

-Que me pueden lastimar pero jamás romper. Y que a pesar de todo, puedo perdonar, no por los demás, sino por mi.

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-Gracias a esa mujer fuerte, he aprendido a defenderme, a tomar el dolor y el fracaso como una oportunidad de superarme y de aprendizaje.

-Que llorar no equivale a debilidad y que no hay nada más perfecto que mis imperfecciones.

-Gracias a esa mujer fuerte que siempre me guió, he comprendido que incluso las personas más valientes se desmoronan a veces y que es muy válido tomar un descanso.

Es gracias a ella que nunca me rindo, que siempre lo intento de nuevo, que siempre doy más.  Por ella, he entendido que lo más importante soy yo y mi felicidad.

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