La última de Johnson

Boris Johnson, responsable de la desunión europea/Img Rtve

Vicente Torres20-02-2020

La ideología nacionalista es tan nociva como la que más. Quizá no se le puedan reprochar tantos asesinatos masivos como al comunismo, al nazismo o al fascismo, pero muchas guerras se desencadenan por su causa. Además de impedir el normal desarrollo de los pueblos y llevar a la ruina a otros.

El nacionalismo es la causa de que no se consolide algo tan necesario y perentorio como la Unión Europea, y además ha hecho que uno de los países que la componían se salga de ella.

Ahora, el responsable, con la colaboración de sus votantes, de este último acto ha ofrecido una nueva muestra de mentecatez: va a exigir a los inmigrantes que hablen inglés y un contrato de trabajo de al menos 30 000 euros.

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La exigencia de que hablen inglés es idiota porque las lenguas son instrumentos de comunicación y para trabajar es necesario poderse comunicar con el entorno. De modo que los inmigrantes no tienen más remedio que hablar inglés. Ahora bien, una de las malvadas características de cualquier nacionalismo es la utilización espuria de las lenguas.

Los nacionalistas quisieran poder imponer la lengua que han elegido a personas que no la necesitan como fue el caso de unos catalanistas con una colonia de jubilados alemanes.

Lo de aceptar solo inmigrantes con alta cualificación laboral es propio de los nacionalistas, porque no tienen ningún respeto por el ser humano, al estar la nación por encima de él en su pensamiento. No valoran a la persona, sino sus habilidades. Eso se da en todos los países en que el nacionalismo impera, o sea, que está implícito en todos los partidos políticos, de derechas o de izquierdas.

Boris Johnson cree que está trabajando por el bien del Reino Unido y en realidad lo está hundiendo. Eso no es bueno para nadie, aunque los nacionalistas de otros países piensen que sí.

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