Enrique Arias Vega / A CONTRACORRIENTE
10-12-2019
Sé que muchos de ustedes no se lo creerán, a pesar de los muchos indicios que apuntan en ese sentido, pero quizá dentro de tres años no les quedará otro remedio que rendirse a la evidencia.
El primero, el pitorreo que se traen con nuestra Constitución, al menos la tercera parte de nuestros políticos. No es sólo su sistemático incumplimiento nada menos que por toda la Generalitat de Cataluña, sino por la chacota con la que promete acatarla una tercera parte de los diputados, a quienes sólo les falta en su fórmula de acatamiento, mandarla a tomar por el c…
La persona que encarna nuestro ordenamiento jurídico, el Rey, está siendo ninguneado por un Pedro Sánchez que ya está nombrando Gobierno antes de ser encargado de hacerlo por el Monarca y con la posterior aceptación de Las Cortes, y que envía en momentos internos clave a Felipe VI a Cuba e intenta hacerlo a Argentina, para así quitárselo de en medio, y que también lo suplanta en la Cumbre del Clima, logrando acaparar toda la atención mundial sobre su persona.
Pero es más. El invento sin fundamento histórico de la “España plurinacional” comienza ya a formularse en la izquierda por unos y por otros, nacionalistas, socialistas, comunistas y medio pensionistas, pujando incluso por el número de naciones, desde las cuatro que preconizaba Andoni Ortúzar hace bien poco hasta las ocho que acaba de aceptar Ximo Puig.
O sea, que la invención de Rodríguez Zapatero toma cuerpo y vamos a convertirnos en la Suiza del sur, con una confederación de cantones en la que cada uno de ellos es un Estado propio y sólo permanecen unidos en la representación internacional y en la defensa nacional.
A nuestros confederados, no les importa que Suiza surgiese de una unión y La Confederación Hispánica, al contrario, de una desunión, con tal de tener una República Confederal, de imponerse sobre Estados desiguales y prácticamente independientes, pues mossos d´esquadra y Ertzaintza serían unas fuerzas militares, mientras Cataluña conservaría también, y ampliaría, sus actuales embajadas con el catalán como único idioma oficial.
¿Qué esto es una utopía? ¿Una ensoñación? Pues lo siento, porque todos los síntomas van más bien en este sentido y no en el contrario.
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