Rosa Muriel / ASÍ ES LA VIDA
18-11-2019
Y después de los años aprendes; aprendes a valorar lo más insignificante, cada detalle por mínimo que sea. Valoras un simple buenos días, buenas noches, un como estás, como fué tu día, un café con quien elijas, un paseo respirando el aroma de la tierra, de la hierba, del mar… Una sonrisa…..
Celebra una y mil veces tus triunfos. Quiérete, quiere a los demás, ayuda porque la vida es sabía y algún día serás tú quien necesite ayuda.No somos tan importantes como nos creemos. Algún día no estaremos aquí y el mundo seguirá girando.
No permitas que las pesadillas visiten tus sueños… No busques el final antes de comenzar, desentierra los sentimientos lapidados y levanta la cabeza porque quien quiere puede, haz que el corazón te lata a un ritmo irregular mientras te vas enamorando de tu vida… Y se sigue aprendiendo…
Tiende la mano a quién lo necesite, hazlo con amor y gratitud, es el sentimiento más bonito que puede existir…el amor. Amor a la vida, a los niños, adultos, ancianos… A ese amor.
Valoralos uno a uno, sin excepción, regalales cada día un deseo, una caricia, un afecto….un beso. Dale tú atención, tiempo y compañía a quien haga lo mismo por tí. Y no al revés.
No hay nada más bonito en este mundo que una sonrisa, esa espontánea, que aparece de la nada. Ver felices y sonrientes a las personas que más se quiere, es el mejor regalo que se puede tener.
Así que…con los años aprendes a valor lo más insignificante.
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