A propósito de la lluvia

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Antonio Gil-Terrón Puchades

13-09-2019

Hace años un amigo me invitó a visitar su casa, la cual –hay que decir- estaba decorada con un gusto exquisito. Sin embargo, la conseguida estética del conjunto era rota por una sucia mancha en la pared. Al verla, no pude evitar hacer un comentario, a lo que mi anfitrión, un tanto sonrojado, me explicó que a raíz de unas fuertes lluvias, apareció la dichosa mancha. Intentó eliminarla, pero el pintor le dijo que hasta que no secara bien, no se debía pintar.

Pasó el tiempo y la humedad se secó, pero mi amigo que ya se había acostumbrado a ver el manchurrón, había dejado de verlo.

La mancha había pasado a formar parte de lo “normal”.

Extrapolando el caso de la mancha en la pared, al campo personal, vemos como solemos ser más objetivos y ecuánimes a la hora de valorar las virtudes y defectos de los demás, que los nuestros. Y es que cuando te acostumbras a ver las viejas manchas de tu conciencia, llega un momento que ya no las ves.

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Vivir sin perder el sueño por tener la conciencia negra es posible. Es como caminar bajo la lluvia, que al principio te mancha, luego te cala la ropa y molesta, pero que finalmente, una vez estás empapado, te resbala y ya no te das cuenta.

La conciencia se puede lavar, pero para ello hace falta reflexión, humildad, y reparación -en la medida de nuestras posibilidades- del daño hecho, no solo a los demás, sino también a nosotros mismos…

Reflexión; la única clave para comprender y poder solucionar muchas de nuestras actuales «inmerecidas» desgracias.

Tema musical: SPICKS AND SPECKS, una canción de los Bee Gees que habla de las manchas de la vida.

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