Enrique Arias Vega / A CONTRACORRIENTE
23-08-2019
Hace tiempo que liberales como yo estamos hechos un lĆo.
Partimos de la base que cualquiera puede decir de nosotros lo que quiera, hasta en tono cruel o violento, pues para eso creemos en la libertad de expresión. No entendemos, sin embargo, que beatĆficas o inanes opiniones nuestras sean consideradas poco menos que delitos de lesa humanidad.
Debemos, por consiguiente, estar equivocados en nuestros conceptos o en nuestros valores, como el de la antigua y desfasada presunción de inocencia, aplicable sólo a agresores callejeros y similares, pero inexistente si eres agente del orden o simple ama de casa.
Es lo mismo que la famosa ātolerancia ceroā, ese rigor mĆ”ximo ante ciertas conductas reprochables, frente a la antaƱona, e innombrable, virtud de la tolerancia o la permisividad absoluta actual de otras acciones igual de vituperables que aquĆ©llas.
Debe ser que no hemos sabido adaptarnos a estos tiempos de multiculturalismo, o, para ser mĆ”s precisos, de ciertas actitudes excluyentes de la ley civil, el orden jurĆdico, la igualdad de las personas y la libertad de religión, creencias y pensamiento que practican quienes no ejercen de āmulticulturalesā.
Es que nosotros sĆ creemos en la igualdad de derechos de hombres y mujeres; no como Margarita Nielken, la diputada social-comunista que se oponĆa al sufragio femenino y, pese a ello, tiene dedicadas varias calles y plazas en ciudades espaƱolas. Por eso tiene menos que ella Isabel de TrastĆ”mara, tambiĆ©n llamada La Católica, feminista antes de que se inventase el tĆ©rmino, que doblegó a los varones de su Ć©poca, abolió derechos feudales y propició Leyes de Indias que preservaron la población autóctona de AmĆ©rica, frente al exterminio ejercido por los polĆticos anglosajones, machos ellos.
Seguramente, nuestro error es que nadie nos ha enseƱado la nueva y correcta historia de EspaƱa, tĆ©rmino Ć©l, sospechoso donde los haya, y que ya prejuzga alguna patologĆa de su empleador. Lo cierto es que el āfranquistaā almirante Alfonso Cervera murió 27 aƱos antes que el alzamiento militar de Franco y eso no es motivo para quitarle una calle.
Y es que la historia estĆ” llena de mitos, como el exterminio de los indios americanos, que decĆamos. Pizarro, con sólo 168 hombres, conquistó el imperio inca, dos veces la extensión de EspaƱa. Y lo hizo con la alianza de chachapoyas, caƱaris, huancas y otros pueblos que estaban hasta el moƱo del despotismo incaico. ĀæDónde estĆ”, por consiguiente, la explotación del indio?
Y no sigo, pues temo que mi libertad de expresión me cueste un disgusto.
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