Valencia

La barraca de Teresa, un tesoro en El Palmar

En el corazón de la Albufera, la barraca de Teresa Marco, junto a la gola de El Perellonet./Img. informaValencia.com

En pleno lago de la Albufera, pegada a la gola (canal) de El Perellonet y a la carretera de acceso a la población, el lugar transmite todo un mundo de paz y belleza en medio del entorno natural del parque

El arroz rodea la barraca de Teresa/Img. informaValencia.com

Valencia, sábado 10 de agosto de 2019

M.H.- A estas alturas de la vida uno descubre lo importante que es la meditación y el equilibrio. Y es que lo que ha unido el Tai chi que no lo separe el hombre, que diría aquel.

Ahora bien, ya no se que es más saludable, que rebaja más el estrés y la ansiedad,  si una matrícula en los centros especializados del arte milenario de relajación o una estancia lo más prolongada posible en la barraca de Teresa Marco en La Illa, en El Palmar, un lugar especial, idílico, casi solitario, entre campos de arroz y el agua de nuestra Albufera.

La barraca de Teresa Marco en La Illa, El Palmar./Img. informaValencia.com

Para cualquier persona el sitio enamora por su belleza, pero si encima eres valenciano y conoces y sientes tus raíces, admiras y respetas las tradiciones de tu pueblo y conoces un poquito la historia del lago y sus habitantes, pasar una jornada junto a la familia o amigos en un entorno tan privilegiado, –con all i pebre de anguilas y paella de pollo y conejo con sangría bien fría de por medio, claro–, es simplemente alcanzar el paraíso.

Teresa nos deleitó con esta exquisita paella hecha a leña.Img. informaValencia.com

Ya en la sobremesa, Tere nos cuenta un pequeño pasaje de historia. Junto a su casa hay un embarcadero, en La Gola de “El Perellonet”, que se construyó en 1873. Al igual que las otras golas (o canales), se hizo para aumentar la capacidad de desagüe del lago al mar. Es por estos canales por donde entran a la Albufera peces como la llisa y también la anguila. Durante la noche se pescan las angulas —con el arte de pesca denominado “monot”– que vienen del mar para remontar la gola por las orillas hacia el lago en donde su pesca se realiza mejor en noches oscuras y de aguas tranquilas.

La gola o canal de El Perellonet, desde el embarcadero junto a la barraca de Teresa Marco./Img. J.Huerta para informaValencia.com

Una preciosa parra adorna la entrada principal. Todo, pinos, palmeras y flores están plantados por el matrimonio Soler-Marco. La historia comenzó hace casi dos décadas, cuando Manolo Soler y su esposa Tere, dispusieron en herencia de un trocito de planter, un campo de arroz que fueron comprando poco a poco según les permitían sus ahorros y decidieron construir una barraca al estilo tradicional. La empresa supuso mucho tiempo, más esfuerzo y una enorme ilusión de esta pareja de trabajadores, que con constancia y mucha paciencia lograron al fin el sueño de toda una vida. El destino quiso que él apenas pudiera disfrutar de ese sueño por el imprevisible fallo del corazón, ese músculo que tanto forzó para conseguir disfrutar de su barraca en su pueblo de nacimiento y en donde de jovencito se enamoró de Teresa.

El pozo natural en la parte trasera de la barraca sirve para regar y fregar./Img informaValencia.com

Ahora, esta restauradora de profesión, que tuvo que sufrir además de la pérdida de su esposo los embates angustiosos de la crisis del 2008, sufre por no poder pasar más tiempo en aquella especie de templo que evoca tanta felicidad para ella. Algo natural y generacional: sus hijos la ayudan lo que pueden pero no lo que a ella le gustaría. Y aunque, como se puede observar en las imágenes, la vivienda es un bomboncito, encantadora, llena de detalles típicos, con su paellero de estilo valenciano y bastante terreno para criar patos, gallinas o conejos, el cuidado sobre todo del jardín que rodea la villa se hace pesado para una mujer sola. Aún así, Teresa lo conserva con el mimo que le ponía su esposo, cuando puede.

Por el lugar han pasado en ‘petit comité’ algunos célebres, entre empresarios, artistas, políticos y otros famosos. Como buena profesional, Teresa se lo ve todo hecho. Una magnífica anfitriona, cocinera suprema, que después de su agotadora jornada de trabajo, complementa de vez en cuando su relax del Tai chi con otro tipo de meditación entre ánades, patos comunes, garzas, paseos en barca y una buena hamaca en su barraca de El Palmar. ¡Que maravilla es el Tai chi!

*Gracias a Tina y a Juan por su colaboración en este reportaje, sin ellos (y sin el Tai chi) no hubiera sido posible.

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