William Altman: ‘hay que cambiar el modo en que se ha leído la obra de Platón’.

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Reciente seminario sobre el docente norteamericano experto en el filósofo griego, dirigido por los profesores Juan Antonio Negrete y Antonio Lastra 

Valencia, miércoles 31 de julio de 2019

informaValencia.com.- Desde principios del siglo XIX un modo de leer los Diálogos Platón ha llegado a ser el paradigma de interpretación dominante y, en respuesta, hacía falta un cambio de paradigma. En lugar de leer los Diálogos en relación con el Orden de Composición, William H.F. Altman propone un paradigma hermenéutico que reconsidera los Diálogos en relación con una antigua preocupación por el Orden de Lectura.

El docente norteamericano ha dedicado sus largos años de carrera profesional en Estados Unidos a enseñar a estudiantes de secundaria y bachillerato -y por lo mucho que le ha gustado hacerlo- ha adquirido una expresividad jovial y divertida al hablar de Platón que no encaja con lo que se esperaría de alguien que acaba de terminar su quinto libro dedicado al pensador griego.

La crisis de la República (Lexington Books, Lanham, 2012), Los guardianes en acción (Lexington Books, Lanham, 2016), El juicio a los guardianes (Lexington Books, Lanham, 2016), Ascenso a lo bueno (Lexington Books, Lanham, 2018), y Ascenso a la belleza -este último aún sin publicar- son los volúmenes escritos tras su jubilación en 2013 que conforman lo que el mismo Altman describe como su ‘magnum opus’ y que titula Platón, el profesor.

Es precisamente en su torrente gestual y expresivo donde encontramos una semejanza pedagógica entre este docente jubilado “de escuela pública” (apellido que él subraya con orgullo) y el propio Platón. En opinión de Altman -que ha pronunciado recientemente una conferencia en la Universidad Católica de Valencia- el genio ateniense redactó sus ideas en forma de diálogo “porque era entretenido y debía serlo, pues enseñaba a chicos de 14 y 15 años. Necesitaba atraer la atención de adolescentes”.


Haberse dedicado a la docencia de alumnos púberes durante casi cuarenta años tiene “mucho que ver”, según el propio Altman, con la novedosa perspectiva que ha aportado al platonismo: “Si fueras un maestro, como lo era Platón, y estuvieses enseñando a través de estos diálogos, no empezarías por los más complicados, sino por los asuntos más elementales; y de ahí irías aumentando la dificultad. Cualquier pedagogo sabe esto”

Lo que distingue la obra de este escritor norteamericano “de todo lo escrito antes sobre Platón” es que él ha ordenado los Diálogos según el orden de lectura pretendido por el filósofo griego, y no según el orden de composición. En opinión de Altman esto supone “un cambio de paradigma para el platonismo del nivel que supusieron las ideas de Copérnico en la concepción del Universo; la Tierra no era el centro, sino el sol». Del mismo modo, «hay que cambiar el modo en que se ha leído la obra de Platón”.

En ese sentido, el profesor estadounidense recuerda que la preponderancia del orden de composición de los Diálogos es una “concepción moderna”, por la que “ningún platonista” estuvo interesado hasta el siglo XIX. Arguye que poner el foco en la manera en que fueron escritos los Diálogos “lleva a pensar en el filósofo ateniense como una figura histórica que evolucionó de distintas maneras y que, conforme se fue haciendo mayor, acabó siendo alguien muy parecido a Aristóteles. Y eso es un gran error”.

Seguir las pistas del propio Platón

El trabajo desarrollado por Altman para reconstruir los Diálogos según su orden de lectura ha sido el de encontrar las “pistas” diseminadas en los mismos por el autor griego: “Lo que resulta único en el caso de Platón es que da muchas indicaciones y pequeños indicios del orden de lectura; dónde se producen estos encuentros o quiénes son los personajes que aparecen, por ejemplo”.

Lo que Altman considera “original” de su obra, es haber partido de dos verdades “universalmente reconocidas”. La primera de ellas es que Platón era un profesor y la segunda, que sus diálogos son muy “enseñables” y han servido en todo el mundo “para introducir a los estudiantes en la filosofía”.

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“Partiendo desde esas dos verdades autoevidentes soy el primero en la historia del platonismo en concluir y afirmar que lo que Platón enseñaba en la Academia eran esos diálogos. Me parece asombroso que yo haya sido el primer ‘tío’ en llegar a una conclusión tan obvia y hace que me pregunte sobre el modo en que se ha leído su obra. Resulta increíble la ceguera que ha hecho posible que algo tan claro lo diga por primera vez un tonto maestro jubilado de Estados Unidos”, asegura.

Una visión americana

La única explicación que Altman encuentra a que “los muy disciplinados alemanes, los muy intuitivos franceses, los muy académicos y pretenciosos ingleses, los muy apasionados italianos y los aún más apasionados griegos” no hayan visto lo que él explica en sus cinco volúmenes se halla precisamente en el punto de vista diferencial que le otorga su ser estadounidense.


“Como vemos en los libros de Mark Twain, en el americano existe la voluntad de ir a un nuevo mundo y ver las cosas con una mirada nueva. Puede que esa sea la razón de que yo haya sido el primero en afirmar que Platón enseñaba con sus diálogos. No hay que ser listo, esto no es física cuántica, solo hay que mirar”

De hecho, Altman subraya que su interpretación de la filosofía platónica es “profundamente americana”, no solo por ser “de pensamiento simple” sino también porque una de las grandes ideas de esa interpretación es que “desde el principio Platón hace afirmaciones falsas deliberadamente y espera una respuesta del alumno”.

Lo que Platón busca con esas falsedades provocadoras, según Altman, es que algún pupilo le conteste: “Eso es una mentira tremenda, señor Platón. Dice usted que está en contra de los discursos largos y está haciendo uno ahora mismo. Dice que está en contra de la poesía y nunca he conocido a nadie más poético que usted. ¿Y dice usted que está en contra de la imitación? ¡Ha estado usted imitando a Sócrates sin parar! Es un mentiroso descomunal, me largo de esta clase”.

Entonces Platón -sigue relatando Altman- le diría a ese alumno: “Excelente. Lo has entendido a la perfección, has hecho un discurso elocuente contra la retórica”. Y ahí terminaría la lección.

Lo que Platón nos ha enseñado sobre el modo de enseñar filosofía

Durante más de dos mil años, los Diálogos de Platón han demostrado ser instrumentos eficaces para enseñar filosofía y casi todos los profesores de filosofía han enseñado a sus estudiantes al menos uno de ellos.

Con considerable evidencia empírica de que los Diálogos se pueden enseñar de un modo eminente e incontrovertible evidencia literaria e histórica de que el fundador de la Academia fue un maestro, parece extrañamente sorprendente que un platónico de los Estados Unidos en el siglo XXI trate de ser original sumando “uno más uno” para obtener dos, i.e. que los Diálogos de Platón, dispuestos en relación con las propias insinuaciones y los profundos principios pedagógicos de Platón, constituyen el currículum de la Academia.

Aunque se puede aprender a enseñar filosofía imaginando la Academia de Platón como un fenómeno histórico apoyándonos en esta “hipótesis curricular”, pueden hacerse observaciones adicionales sobre el modo como los Diálogos, dispuestos en un Orden de Lectura pedagógicamente plausible, se entienden mejor como si constituyeran el currículum de una Academia eterna, un espacio sagrado e inteligible, dotado de un altar a las Musas, en el que entramos cada vez que enseñamos uno de estos diálogos musicales, extraordinariamente entretenidos y perfectamente joviales, todos ellos diseñados para enseñar y aprender.

William Henry Furness Altman ha sido durante toda su vida profesional profesor de Enseñanza Secundaria en los Estados Unidos. Tras su retiro en 2013 ha seguido trabajando como independent scholar, principalmente sobre Cicerón y Platón. En la actualidad reside en Florianópolis (Santa Catarina, Brasil).

Fuente: UCVnews

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