Cien años de César Manrique

El Mirador del Río, obra donde Manrique plasma el respeto e integración de la naturaleza/FCMEl Mirador del Río, obra donde Manrique plasma el respeto e integración de la naturaleza/FCM

Sus obras intentaban exaltar el valor estético de la naturaleza,  recuperando espacios degradados por el hombre

Valencia, sábado 27 de abril de 2019

IV.COM (@informavalencia).- Lanzarote celebra desde el jueves 25 de abril el centenario de su hijo más universal. Se conmemora el centenario de César Manrique, el visionario que enseñó a apreciar la belleza de su propia isla, con dos extensos programas culturales organizados en paralelo por el Cabildo y la Fundación del artista, uno a espaldas del otro. «Manrique es de todos. Su espíritu y su legado sigue siendo una fuente de inspiración para los habitantes de la isla que lo vio nacer», proclamaba el presidente del Cabildo de Lanzarote, Pedro San Ginés, en la primera de las dos inauguraciones de la efeméride.

La Fundación César Manrique y el Cabildo de Lanzarote han programado en torno al artista y su obra doce meses de exposiciones, conferencias y publicaciones, a las que se suma desde Gran Canaria la propuesta del Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM) «Universo Manrique», una amplia retrospectiva dedicada al pintor.

Un viaje por las creaciones de César saca a la luz la obra de alguien tan encaprichado en exaltar la naturaleza que llega a desarrollar un arte ecologista cuya cúspide puede apreciarse en espacios como los Jameos del Agua o El Mirador del Río.

La celebración escoge su primera gran intervención en la isla, los Jameos del Agua, el tubo volcánico que él transformó en 1968 en un espacio idílico, propicio para la contemplación y el disfrute, en un avance de las muchas genialidades que vendrían en los setenta y ochenta.

Imagen de los Jameos del Agua, espacio construido por César Manrique en 1968 /ABC

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Los recuerdos de sus amigos rescatan a un Manrique de personalidad arrolladora, con un gran sentido de la amistad y el humor, así como al personaje incómodo para algunos, por su capacidad para convencer a la gente de Lanzarote, una isla sin grandes perspectivas económicas en aquellos momentos, de la amenaza que suponían los que llegaban con maletines y promesas de desarrollo.

Su dedicación al paisaje y al ecologismo tal vez haya dejado oculta la valía de Manrique como artista plástico, «pero su trabajo con la tierra y los dibujos de fantasías son consecuencia de un entusiasmo por ver o hacer ver como hay pocos en la historia del arte del siglo XX en Canarias», destaca su amigo, el escritor y periodista Juan Cruz.

Taro de Tahíche (1968)

Cesar Manrique, Taro de Tahiche

Durante sus últimos años, Manrique fue muy combativo contra los desmanes urbanísticos y excesos del turismo en Lanzarote, hasta el punto de que la isla que ahora le honra no le declaró «hijo predilecto» hasta después de su muerte, porque su decisión de alzar la voz le generó varias enemistades.

En 1991, enfatiza, con poco más de 40.000 camas turísticas en Lanzarote y menos de millón y medio de visitantes, Manrique dijo que se marchaba de la isla porque entendía que el modelo de desarrollo que se estaba impulsando no respondía a lo que él había intentado. Hoy Lanzarote tiene casi el doble de camas, 71.400, sin contar las no regladas que se comercializan en plataformas de alquiler vacacional, y recibe tres millones de turistas al año.

«Hay dos centenarios porque la política que han impulsado este Cabildo y el Gobierno de Canarias no ha sido sensible con una petición que hizo la Fundación desde el comienzo. Y era muy sencilla: dejemos a Manrique fuera de la campaña electoral, dejemos a Manrique fuera de las discrepancias partidistas y consensuemos todo lo que haya que consensuar», añade.

La situación ha llegado a ser tan incómoda, que amigos de Manrique, de su propia generación artística, han rehusado hablar estos días con los medios de comunicación sobre el homenajeado. «Que dejen a César en paz de una vez», se quejaba en privado uno de los más significativos.

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