La falta de sueƱo crea monstruos

Enrique Arias Vega / A CONTRACORRIENTE

No sé por qué les cuento estas intimidades, pero dado que la falta de sueño es común a una tercera parte de los españoles, no se trata de una frivolidad, una gilipollez ni, mucho menos, narcisismo.

Lo cierto es que tengo de todo, con tal de no reparar la vigilia: desde el llamado síndrome de las piernas inquietas, hasta la apnea de sueño, o sea, el dejar de respirar y arrojar al compañero de colchón la ominosa sospecha de que uno ha muerto. ”Menudo trago!

AƱƔdanse a esto mis habituales deficiencias respiratorias crónicas y esa edad masculina de constantes visitas al urinario, a pesar del Duodart, y ya estĆ” compuesto el cuadro. Para remediarlo, amĆ©n de los abundantes hipnóticos, uso un aparato llamado CEPAP, del que hay dos versiones, una con mĆ”scara nasal a secas y otra buco nasal. Lo de ā€œa secasā€ estĆ” dicho con precisión, porque existe otra variante, que es la que yo uso, con un humificador incorporado, cuyo ruido ayuda a dormir al usuario, pero perturba el sueƱo del acompaƱante: ya ven, un cuadro como los de Brueghel El Viejo.

De momento, los Ćŗnicos que sacan partido y regocijo de mi aspecto nocturno son mis nietos, divertidos porque su abuelo se disfrace de astronauta, segĆŗn cuentan, para dormir.

¿Por qué les cuento todo esto, cuando hasta hace poco dormía como un bebé, pese a mis líos profesionales y a estar en medio de casi todas las salsas y ahora, en cambio, no suceden ni lo uno ni lo otro? ¿Qué demonios les puede importar a ustedes que no distinga muchas veces el sueño de la vigilia cuando discuto en la cama con SÔnchez, Casado, Iglesias, Ribera o Abascal?

Pues por si acaso les sucede lo mismo: el que ustedes no duerman bien y el que tambiƩn no sepan diferenciar quƩ propuestas que creen oƭr, como yo, son reales y cuƔles otras producto de mi entrecortado delirio onƭrico.

EntenderƔn, pues, lo agotado que me levanto tras mi escaso y dudoso sueƱo y el lƭo que tengo en mi vida cotidiana para distinguir quƩ es lo soƱado y quƩ lo vivido en este kafkiano mundo de una polƭtica cada vez mƔs enrevesada.

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