La conciencia de las rimas

En el diván del Jamelgo / Pedro Hermosilla  

LA CONCIENCIA DE LAS RIMAS

A los que no sabemos pelear
nos queda la metralla de las letras,
la mala leche sin destetar,
el cóctel molotov sobre las teclas…

La rabia y la ira contenida
en renglones cabalgados de neuronas,
meninges de intenciones homicidas…

Palabras, que si escritas, inmortales,
obuses de papel y tinta china;
sonetos como garras de animales,
las ráfagas de balas de las rimas.

PEDRO HERMOSILLA ZAMORA*

 

*La poesía de Pedro

DEL QUERER

Abrir las puertas del fondo de las almas
y dejar que entre la vida a saquearlas;
que estrelle en ellas su loca luz oxigenada
y que rompa lo oscuro, los grilletes, las bisagras.

Que destrocen los cristales a pedradas
ventoleras con pasión de comediantes.
Que se aireen los infiernos de esos Dantes
a base de estridentes risotadas.

Que no quede ni una espina en las paredes
que las tallos de las rosas son su sitio,
y que oloren los caminos y quereres.

Que no quede un corazón sin besar
ni un trago que se esconda en las esquinas;
ni un segundo se quede sin llenar
de polvos de magia y vida.

EL GRITO

Que no pase inadvertida
la locura de los grandes.
Que nadie te esconda sus vidas,
que nadie sus mentes te tape.

Que se note que hay que arriesgar,
que te quieren callado y sumiso;
que les da miedo avanzar
a los devotos de lo establecido.

Que está penado pensar;
que ellos dictan y tú callas,
que así nada les puede pasar.

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Que el loco es el sabio;
el distinto, el irreverente,
el que bala fuera del rebaño
… y de la gente.

El que, al fin de al cabo,
queda irremediablemente señalado;
el libre, el raro, el diferente…

VIVE

Corre, corre.
Acábate el mundo
que esto marcha que vuela,
que la eternidad dura un segundo.

Corre, corre.
Desaprende lo aprendido,
suelta lastre, atrévete;
que te digan que has vivido.

Corre, corre.
Revienta las cadenas;
que no te pille la Parca
digiriendo alguna pena.

Corre, corre.
No mires atrás, ni te detengas.
Que echen fuego tus besos
en sus caderas.

Corre, corre.
No pares ni te arrepientas;
que no hay tiempo de nada.
Que tu vida sea un estruendo,
el combate de una armada…
el baile enloquecido
de las letras de un poema.

LAS HORAS

Hay días en que los versos que escribo
no saben decir lo que digo
y mejoran al ser tachados.

Que los dedos tiritan de invierno
y apagan cualquier intento
de abrigar, con tinta, papeles helados.

Que uno se siente como un boxeador
por un saco de letras noqueado.
Que basa su fama y su bolsa
en su querencia a la lona y al KO.

Hay veces en que resulta mejor un fracaso
que el halo deslumbrante de un éxito
que me obligue a tener que explicarlo.

PEDRO HERMOSILLA ZAMORA / SOLILOQUIOS DE UN JAMELGO

 

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