La educación en España frente a la de los vecinos europeos

La educación en España frente a la de los vecinos europeos

A pesar de la mayor polaridad social y política existente en nuestro país, la educación española ha conseguido cotas notables en materia educativa

María José García Ruiz, Profesora Titular De Educación Comparada, Uned – Universidad Nacional De Educación A Distancia (The Conversation)

Valencia, 3 de enero de 2019

IV.COM.- En esta ya casi tercera década del siglo XXI, el mundo de la educación en España y en todo el ámbito occidental está viviendo momentos apasionantes de grandes cambios y algunas incertidumbres. La primera idea crucial para interpretar correctamente los procesos educativos que funcionan en España y su entorno es que actualmente todo fenómeno educativo debe ser valorado en el marco de tres corrientes culturales: la globalización, el postmodernismo y el postcolonialismo. En esta breve reflexión vamos a detenernos en los efectos de la globalización en la educación y en algunos sistemas educativos seleccionados.

El resultado de la globalización

El fenómeno de la globalización es un cambio paradigmático cuya esencia se puede explicar en el hecho de que los estados nación han alterado sus propias políticas para funcionar en la nueva arena internacional, y ello ha afectado a sus procesos de elaboración de las mismas. Hay un factor curioso en la corriente de la globalización, y es que no parece haber acuerdo sobre si este proceso ejerce un impacto unificador y homogéneo en los diversos países sometidos a su influjo o si, por el contrario, sus efectos tienden a la diversificación de las políticas nacionales. Reputados académicos especializados en la temática de la globalización, como el británico Roger Dale, se refieren a esta ambivalencia como a la «paradoja» de la globalización. Y es que esta paradoja denota que, en realidad, la globalización es un fenómeno que opera, de hecho, en esas dos direcciones: uniformización y diversificación.

Los procesos uniformizadores de la globalización ejercen un mismo efecto homogéneo en la educación de todos los países. Pero la globalización no significa ni que el sistema mundial esté menos «basado en los estados», ni que los sistemas educativos vayan a ser desligados del estado, ni que haya razones para esperar un declive dramático en la diversidad.

¿Qué es la cultura escolar?

Podemos afirmar que el concepto clave que apuntala la vigencia de los estados nación en educación es el de «cultura escolar», abordado por el historiador de la educación de la Universidad de Murcia Antonio Viñao Frago, quien define la «cultura escolar» con epítetos como «producto histórico», «tradición», «regularidad», «continuidad y persistencia», y «sedimento formado a lo largo del tiempo».

Es especialmente oportuna la comparación de la educación en España con aquella desarrollada en los tres países educativamente más emblemáticos del ámbito occidental, países denominados «laboratorios educativos del siglo XX» por el reputado y máximo comparatista español, el catedrático emérito José Luis García Garrido. Estos tres países son Alemania, Inglaterra y Francia. Sus sistemas educativos tipifican modelos educativos paradigmáticos, cuyas tradiciones han revelado un influjo pleno y directo en muchos otros sistemas educativos del mundo, en entornos próximos o lejanos.

Comparación con Finlandia y Alemania

También cabe dar algunas pinceladas educativas comparativas de nuestro país en relación a países de excelencia educativa internacionalmente probada como Finlandia. La finalidad esencial del cotejo comparativo no es otra que el aprendizaje del espíritu y la experiencia educativos de otros países y la construcción de una sociedad nacional y mundial de índole humana, elevada, solidaria e inclusiva.

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Alemania, a través de su sistema educativo, busca perpetuar el espíritu germánico, Deutschtum, dentro y fuera de sus fronteras, en su firme creencia (no exenta de razón) de la importancia de su contribución nacional a la civilización y a la riqueza de la cultura del mundo. Alemania, ciertamente, es uno de los países de mayor fecundidad intelectual y cultural en las diversas ramas de la ciencia y la filosofía, además de en otras como la música. Este país ha ejercido un influjo claro en Finlandia y EE.UU., entre otros muchos del mundo.

El comparatista García Garrido cataloga la entidad educativa de Alemania como de «espíritu de conservadurismo antirreformista» de gran tradicionalismo, afín al que posee Finlandia, y bien distinto a los rasgos progresistas que revelan sistemas educativos como el sueco, a lo que hay que unir, en el caso de Finlandia, una gran madurez del consenso social y una clara homogeneidad social y educativa.

En lo que atañe a Alemania y a Finlandia, el eslogan educativo de estos dos países podría resumirse en «la tradición educativa funciona, y lo que funciona no se cambia».

Inglaterra confía en el modelo empírico

Inglaterra, por su parte, apunta a extender, a través de su sistema educativo, dentro y fuera de sus entornos geográficos, sus rasgos identitarios contenidos en el término de Englishness, el cual alude a un pensamiento de desconfianza hacia el sistema o la teoría, un rechazo a la teoría sistemática y al establecimiento de generalizaciones y una clara preferencia hacia las verdades adquiridas a través de la experiencia o la investigación del mundo empírico. Sus innovaciones y numerosas experiencias educativas pioneras han influido grandes zonas geográficas del ámbito anglosajón como los EE.UU., Australia y algunas de sus antiguas colonias.

La lógica de Francia

Francia ha considerado siempre una obligación su misión –llena de orgullo y filantropía– de difundir la cultura latina en el mundo y de extender, mediante l´esprit française, la inteligencia lógica de Descartes y Pascal o el orden del cuidadoso estilo de Racine. El influjo de este país es visible en los países mediterráneos (España, Italia, Grecia) y en otros como Marruecos.

España ha acusado históricamente un influjo de Francia. No obstante, actualmente nuestro país revela una gran heterogeneidad y diversidad tanto en el ámbito político como el educativo. Su espíritu hispanista ha sido catalogado de «difícil» por académicos extranjeros, el cual está conformado por un mosaico de sensibilidades diversas que, no obstante, ha resultado ser históricamente muy atractivo y apetecido por voluntades foráneas.

Niveles de excelencia en España

Pese a la mayor polaridad social y política existente en nuestro país, la educación española ha conseguido cotas notables en aspectos educativos como la equidad, la gran provisión de educación infantil, la integración escolar, la educación intercultural, y se ha revelado particularmente excelente en los procesos educativos desarrollados en la red de centros que conforman la denominada acción educativa de España en el exterior, la cual ejerce con el emblemático Instituto Cervantes.

María José García Ruiz, Profesora Titular de Educación Comparada, UNED – Universidad Nacional de Educación a Distancia

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

 

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