El Jamelgo-
Suele ocurrir que mientras estamos ocupados leyendo libros de los nuevos gurús educativos, programando, rellenando informes, implantando programas y proyectos de acá y acullá para sacarles una foto muy monina (la nueva pedagogía del escaparate)…nos olvidamos de observar y, sobre todo de escuchar, a los niños. Luego llegan ellos y nos estampan en las narices unas realidades tan maravillosas como leo en el “USA TODAY” y que les paso a contar, compañeros del metal.
Sammie Vance es una niña de nueve años que estudia tercero de primaria en un colegio de Indiana (Estados Unidos) y le repugnaba el observar cómo alguno de los chicos de su colegio no jugaban con nadie durante los recreos. Muy en el espíritu yanqui (podríamos importar a España las muchas buenas cosas que tienen y no solamente las malas) ante un problema se dispuso a encontrar una solución…y la encontró.
Ideó un espacio adonde la gente que no tuviera amigos para jugar se sentase (Buddy Bench) y así los otras niños que los vieran allí pudieran darse cuenta de que allí tenían a un compañero de correrías dispuesto a jugar. Así de simple y así de sencillo…
Bueno, no tan sencillo puesto que el colegio de Sammy carecía de recursos para comprar esos “Bancos de la Amistad”. Pero eso no fue impedimento: implicó a su madre y a varios de sus amigos y estuvieron recogiendo tapones de plástico durante mucho tiempo para canjearlos por los bancos. Y los cambiaron, y ya tienen los bancos, y los niños de ese colegio que se sienten solos ya tienen una vía de escape; y está pensando ya en cómo aplicarlo a los que siente bullying… y todo eso sale de la mente y de la voluntad de una niña de nueve años…
Y nosotros rellenando papelajos y haciendo el monigote.
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