El Jamelgo-
Llega la segunda cosecha del año -versión boletín de notas- y certificamos que, después de tropecientos planes de mejora, de múltiples cursillos de esto y de lo otro que obligan a abandonar las aulas y a nuestros alumnos, de mil una noches de proyectos, de “días de”, de cooperativismo, de colaboracionismo, de pensamientovisiblismo y de otros muchos “ismos”…los buenos maestros sacan buenos resultados y los que no lo somos tanto cojeamos a la hora del rendimiento de nuestros cachorros.
Es algo tan simple y tan cotidiano que da hasta un poco de pavor el encararlo como verdad absoluta:”El maestro nace, no se hace”. Los que somos reguleros nos escudamos en que este o aquel sistema didáctico funciona o no, en que si los niños estudian o no, en que si en casa los apoyan o no, en que si la sociedad, la televisión, las maquinitas, los compañeros…Mientras alimentamos una y otra vez el pantagruélico monstruo de la burocracia educativa puesto que, mientras rellenamos un papelito tras otro, nos ahorramos la vergüenza de analizar las causas y, lo que es más grave, las consecuencias de nuestra manifiesta mediocridad.
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