PARA QUE NUESTRO HIJO NO SEA UN ESPECTADOR PASIVO ANTE EL ACOSO

 

PARA QUE NUESTRO HIJO NO SEA UN ESPECTADOR PASIVO ANTE EL ACOSO
1 Educarles para que aprendan a distinguir el bien y el mal. Si desde pequeños les enseñamos a afrontar la vida con pensamiento crítico, a aprender a juzgar -no a ser criticones-, eso les permitirá descubrir qué situaciones de su entorno son justas o injustas. Uno de los problemas del acoso en la actualidad es que hay niños que no tienen una concepción negativa, que han acabado por normalizar esta actitud .2 Educarlos en el compromiso con el bien común. El individualismo propio de la posmodernidad genera una sociedad que entiende el bien como no causar mal, pero no como generar bien o evitar el mal que otros generan. Necesitamos que nuestros hijos recuperen el concepto de comunidad para que aprendan que el bien de todos es tan importante como el suyo propio.

 

3  Educarlos para defender el bien. Un paso más en el pensamiento crítico y el comprorniso consiste en educar a nuestros hijos para que tengan la valentía suficiente para defender el bien, incluso aunque ellos puedan verse perjudicados. Romper con la corriente dominante, con la espiral del silencio que genera el acoso en los espectadores pasivos que prefieren no intervenir es un paso imprescindible para acabar con él.

 

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