LAS COSAS CLARAS

El Jamelgo-

Si un niño, como norma general, ya cuenta con bastantes amigos,  e incluso a lo largo de los años los va cambiando adaptando las amistades a sus circunstancias personales, ¿por qué los padres se empeñan en hacerse “amigos” de sus hijos ocupando un rol que ya poseen y negándoles otro tan necesario, o más, que el primero: el de padres?

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La adolescencia que antes era un periodo siempre tormentoso aunque felizmente bastante pasajero, está ampliando sus márgenes por arriba y por abajo. Tenemos adolescentes, o que actúan como ellos desde los 8 o 9 años y padres que adquieren ese registro con 40 o 50, haciendo de la adolescencia una curiosa perpetuidad. Los niños de 8 años son eso: niños, y la gente de 50 pues, como dicen en mi tierra, “ya le han dado la vuelta al jamón”. Es menester que, respetando las características individuales  y no faltando ni la alegría ni el cachondeo, cada uno coja la cruz que le toca. Por el bien de los  niños…y de los padres.

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