¿ES PARA CABREARSE O NO?

El Jamelgo

Leo toneladas de información sobre educación en todos los papeles y pantallas a las que tengo acceso. Tengo sobredosis de información de creatividad, de cooperativismo, de colaboracionismo, de “montessoris” varios, de finlandias, de coreas y de la madre que nos hizo a todos.

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Pero no consigo encontrar teorías, posturas o defensores de la figura del docente, de su estabilidad emocional, de su desarrollo como profesional, de su motivación…o falta de ella.

Nadie nos pide opinión y nosotros nos limitamos a tragar y tragar con programas fantasmas, con proyectos lingüísticos irrisorios, con burocracias alienantes, con MIRes estrafalarios, con leyes que se suceden como gusanos de procesionaria por su simpatía y sus bondades. Nos atacan desde arriba, desde abajo y a ras; nos ponen a los pies de los caballos un día sí y el otro el doble. No se dan cuenta que el centro de la educación reside en el docente. A mí en más de veinte años de profesión, todavía nadie me ha preguntado nada. ¿Y a ustedes?

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