EN REALIDAD, NO ES TAN MALO QUE EL NIÑO MIENTA

Pedro Hermosilla

En un artículo de New York Times,  basado en los estudios del celebérrimo Dr. Michael Lewis, queda perfectamente documentado que eso de que el niño suelte alguna mentirijilla que otra pues, que hombre, que no es tan malo.

Loading...

Resumimos las conclusiones para no hacerlo muy espeso:

  • Por lo pronto el niño tiene un coeficiente verbal mayor que los “sinceros”,
  • Controlan, durante sus mentiras, mejor sus impulsos. Luego son más equilibrados emocionalmente (deben ponerse en lugar del otro para que su engaño sea creíble).
  •  Las dos anteriores hacen que el niño sea bastante más competente socialmente que sus compañeros.
  • Los niños son conscientes de las mentiras ejenas y propias desde ya los dos años de edad.

Sin embargo, el mentir no es bueno, aunque la capacidad de hacerlo sí, y hay que mostrar al infante las consecuencias nocivas que a la larga trae el engaño. Recomiendan incentivarles para decir la verdad (no tanto castigarles) y crear compromisos de veracidad…”Me comprometo a que no te estoy mintiendo si te digo que…”

Be the first to comment on "EN REALIDAD, NO ES TAN MALO QUE EL NIÑO MIENTA"

Leave a comment

Your email address will not be published.