EL VIEJO PROFESOR
Aspiazu explica que “los niños necesitan investigar bibliográficamente. Si no, no aprenden a encontrar las fuentes válidas y a saber intercalar información de varias fuentes.No son capaces de diferenciar una buena fuente de una mala”
. En este sentido, apunta la necesidad de enseñar a los alumnos recursos adecuados a su edad y capacidad en los que se tenga certeza del valor del contenido, como Google Académico o Dialnet para la búsqueda de ensayos científicos acreditados.
Como la información está tan atomizada, los alumnos tienen que desarrollar una mayor capacidad de síntesis para recolocar todos esos elementos. Por eso disponen de herramientas digitales adecuadas pero necesitan, sobre todo, organizar los conocimientos en su cabeza.
Hay un último elemento clave: la comprensión por parte de los padres del cambio de modelo de estudio. Si un alumno, bajo la indicación de su profesor, dedica la tarde a ver una serie de vídeos de Youtube y después meterse en una páginas webs dinámicas para hacer unos ejercicios, no pueden recibir la crítica de sus padres con frases omo “Eso no es estudiar o “En mi infancia sí que estudiábamos”. Desacreditar el método de estudio de los hijos es grave tanto para su autoestima como para su motivación. Los padres necesitamos estar bien preparados, formarnos con literatura de referencia en la materia, interesarnos por el mundo en el que se desarrollan nuestros hijos, preguntar las dudas a nuestros referentes en el colegio y avanzar juntos.
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