EL VIEJO MAESTRO
LA GRAN INOCENTADA
Bien es verdad que ocurrió hace más de dos mil años. Un suceso que, si no es porque sigue vigente en nuestros días, hubiera sido ya olvidado y quedado como una más de las salvajadas que “el homo sapiens” ha cometido a lo largo de la Historia de la Humanidad.
Un rey sanguinario de Israel, al no poder identificar al niño, que según los pastores y numerosos testigos más atestiguan haber visto y señalado como el Mesías, tuvo la “genial” idea de ordenar la matanza en la ciudad de Belén de todos aquellos niños cuya edad estuviese por debajo de los dos años. “Herodes mandó matar a todos los niños menores de dos años, en Belén y sus alrededores”.(Mt. 2, 13-18)
Pero hay algo peor que aquella matanza y el llanto de aquellas familias que perdieron a sus hijos: el silencio que envuelve la muerte de los inocentes de nuestro tiempo. Hoy son muchos los niños que mueren sin que nadie les llore. La tragedia del aborto siembra de nuevos inocentes el mundo; pero esta vez no se alza en llanto, como ocurrió en Belén. Sólo llora Dios. Pocos hacen eco de los inocentes (niños, mujeres, ancianos) que son asesinados por las bombas que explotan en las distintas guerras que existen, por el hambre que provoca la injusticia en numerosas zonas de la tierra. Se habla en todos los foros internacionales de justicia y de paz, pero ambas, difícilmente alcanzan a los inocentes, que, sin perder la vida, ven como la van perdiendo poco a poco.
Si este fin de año queremos pedir un deseo en ese acto de las doce campanadas, que sea algo así como éste:
QUE SE ACABE PARA SIEMPRE LA MATANZA Y PERSECUCIÓN DE LOS INOCENTES
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