Pedro Hermosilla
A los holandeses les faltan profes, las jubilaciones están pulverizando las plantillas y no tienen los suficientes para impartir ni grados ni bachilleratos. La solución que han encontrado: introducir voluntariamente a técnicos superiores y ejecutivos de grandes empresas con problemas por las regulaciones de empleo o, simplemente, que quieran cambiar de actividad. Gratuitamente el gobierno y las empresas los forman y pretenden meterlos en las aulas.
¿Genios o locos? Los resultados dirán. Bill Gates puede ser un modelo de empresario y un gestor envidiable de la encomiable labor de hacer dinero (y en su caso de repartirlo), pero habría que verlo delante de treinta morlacos, muchos de ellos disruptivos y sin ganas. Recordemos que no se consiste en enseñar en la etapa universitaria sino que se trata de adolescentes rellenos de bombas hormonales y no de disciplinados trabajadores.
Suerte a los holandeses, estaremos pendientes de los resultados para contárselo.
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