EL ARTE DE ESCRIBIR
EJERCICIOS sobre LA NARRACIÓN
Júzguense los siguientes principios de relatos, y dígase si atraen o no la atención del lector y por qué:
1. «Los hechos que voy a relatar ocurrieron hace mucho tiempo: dos mil quinientos años. En una nublada tarde de otoño, llegó un forastero a la ciudad Santa de Buda. Llamó a la puerta del brahmán Shishupal y pidió albergue para pasar allí la noche … «.
(«El juez», del escritor hindú Sadarshan.)
[mks_toggle title=SOLUCIÓN «Title” state=”open”]1: Buen comienzo, dentro del tipo clásico del relato. Atrae precisamente por lo remoto del tema: lo que se va a contar ocurrió “hace 2.500 años”[/mks_toggle]
2. «Hará cosa de un siglo que cierta mañana de marzo, a eso de las once, el sol, tan alegre y amoroso en aquel tiempo como hoy que principia la primavera de 1868, y como lo verán nuestros bisnietos dentro de otro siglo (si para entonces no se ha acabado el mundo), entraba por los balcones de la sala principal de una gran casa solariega, sita en la carrera del Darro, de Granada, bañando de esplendorosa luz y grato calor aquel vasto y señorial aposento, animando las ascéticas figuras que cubrían sus paredes … «, etc.
(«La comendadora». de Pedro Antonio de Alarcón.)
[mks_toggle title=SOLUCIÓN «Title” state=”open”]2 : Defectuoso comienzo. Demasiados incisos con detalles que no interesan. Bastaría con lo siguiente: Hará cosa de un siglo que cierta mañana de marzo el sol entraba por los balcones de la sala principal de una gran casa solariega de Granada, .bañando con su luz y calor, aquel vasto y señoriaÍ aposento, animando las ascéticas figuras … » Aun así, eliminado lo accesorio, es un principio narrativo blando, lento, sin fuerza.[/mks_toggle]
3, «Toda grandeza acaba: las montañas se desmoronan, y hechas polvo van al fondo del mar; los imperios se derriban, y hechos pedazos se van al fondo de la Historia; las glorias se apagan, y apenas dejan chispas en las lejanías de lo pasado; el sol se apaga también, todo es cuestión de tiempo, y no dejará más que la osamenta fría rodando por el espacio».
«¡Que mucho que el león, rey de las selvas, agonizara en el hueco de su caverna!»
(«Los consejos de un padre», de José Echegaray.)
[mks_toggle title=SOLUCIÓN «Title” state=”open”]3: Retórica pura. Principio oratorio. Consideraciones filosóficas innecesarias. [/mks_toggle]
4. «El pueblo de B, formado sólo por dos o tres callejuelas retorcidas, está sumido en un sueño profundo’. En el aire inmóvil reina el silencio. Sólo se oye, allá a lo lejos, por los arrabales del pueblo, ladrar a un perro con voz ronca y apagada. Pronto va a amanecer».
«Todo, desde hace tiempo, duerme en un sueño profundo. Únicamente permanece despierta la joven esposa del boticario Chernomordik, el dueño de la botica del pueblo B. Por tres veces se ha acostado, pero no ha logrado conciliar el sueño, y no sabe por qué».
«Está sentada junto a la ventana abierta, en camisa, mirando a la
calle. La agobia el calor; está triste, aburrida … «.
(«La boticaria», de Antón Chejov.)
[mks_toggle title=SOLUCIÓN «Title” state=”open”]4: Buen comienzo: plástico, descriptivo. Ambientación rápida. Acción inmediata: los personajes aparecen ya, dibujados, tras las cuatro primeras líneas. [/mks_toggle]
5. «El campesino estaba de pie frente al médico, ante el lecho de la agonizante, La vieja, tranquila, resignada, lúcida, miraba a los dos hombres y les escuchaba hablar. Ella iba a morir; pero no se rebelaba.
Le había llegado su hora: tenía noventa y dos años».
«Por la ventana y la puerta, abiertas, el sol de julio entraba a raudales, lanzando su llama cálida sobre el suelo de tierra marrón, ondulante y marcado por los zuecos de cuatro generaciones de gente rústica. Llegaban también, traídos por la brisa ardorosa, los olores de los campos, de las hierbas, de los trigos, de las hojas secas quemadas por el calor del mediodía».
(» El diablo», de Guy de Maupassallt.)
[mks_toggle title=SOLUCIÓN «Title” state=”open”]5: Buen principio. El protagonista («la vieja») está presente desde la primera frase. Buena descripción del ambiente. [/mks_toggle]
6. «Cuando lino bebe dos copas de más se vuelve muy fino, y todo son disculpas y explicaciones:
-Estoy borracho, borrachísimo. Y no me importa. Sí, se lo digo a usted, no se haga el desentendido. ¿Que no le interesa? Tampoco mí me agrada verlo y, sin embargo, me tengo que aguantar. Yo, cuando estoy borracho, soy amigo de todo el mundo: de los camareros, de la cajera, del gato, de aquel señor de luto, de los guardias de la circulación … y ahora soy amigo de todo el mundo, mellas de usted. Porque usted me ha ofendido, porque sé lo que está pensando. Está pensando: «¡Uf, qué asco, un borracho!» Sí. ¿Qué pasa? ¿Usted se ha emborrachado nunca? No, no se vaya. Espere un momento. Ha de saber que está hablando con un caballero. Y a mi nadie me deja con la palabra en la boca. ¿Se entera?…”
[mks_toggle title=SOLUCIÓN «Title” state=”open”]6: Principio original. En la línea de «La novela del subterráneo», de Dostoiewski. Monólogo con fuerza.
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