Pedro Hermosilla
Según muestra la Encuesta de Convivencia Escolar dada a conocer recientemente por lo departamentos de enseñanza e interior de Cataluña (8749 encuestados, luego es extrapolable al resto del territorio nacional), la percepción del Bullying entre los escolares ha disminuido. Pero no todo son buenas noticias porque aumenta la del ciberacoso.
¿Qué interpretamos de estos datos? Pues que en las escuelas se van notando las medidas correctoras de los docentes, y que hay que ampliar esas medidas y cuidados fuera de las aulas ¿Me quieren explicar qué narices hacen móviles de 500 pavazos en manos de niños? ¿Me quieren explicar qué diablos pintan estos polluelos en Facebook , Instagran o similares? ¿De verdad piensan que eso es bueno para ellos, que no les va a crear problemas a personitas con el carácter, evolutivamente hablando, a medio hacer? En la mayoría de los centros escolares ya está prohibido llevar (o usar) el teléfono móvil pero nos es imposible (y qué carajo, tampoco es nuestra función) controlarlos en los parques o en casa. Toca arrimar el hombro a todos.
Por otra parte, según esta misma fuente, la mayoría de los casos de acoso no son debido a la raza, a la orientación sexual, o a la pertenencia a una cultura distinta sino que la mayoría de los ataques tienen el aspecto físico como causa. Ahí la sociedad, las televisiones, las familias y los colegios tienen mucho trabajo por hacer. Se necesita urgentemente la dignificación de la persona como ser maravilloso e irrepetible, independientemente de su talla, peso o medidas.
Todos hemos ido al colegio y todos hemos tenido compañeros más altos, más bajos, más gruesos o más enclenques… ¿Se acuerdan? El problema viene desde hace ya muchos años, sólo que le hemos puesto un nombre inglés. Quizá todos hemos sido de una manera u otra acosadores en algún momento de nuestras vidas; en el pecado va la penitencia.
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