TITULACIÓN (II)

EL ARTE DE ESCRIBIR

LA TITULACION (II)

Si se trata de un comentario, el título no ha de ser necesariamente informativo, basta con que tenga alguna relación con el tema. Los sumarios no son recomendables.

Se nos pueden encargar, por ejemplo, dos comentarios sobre los mismos temas enunciados antes. Los títulos, respectivamente, podrían ser: LOS NUEVOS AVIONES Y EL VUELO DE ALTURA. O, simplemente, NUEVOS AVIONES. El segundo trabajo podría titularse así: LA EXPANSION SOVIETICA EN ASIA. O, más brevemente, LA URSS EN ASIA; o también: LO QUE SE DEBE HACER EN ASIA, etc.

El título del comentario debe ser más corto que el de una información; pero conviene que sea sugestivo. Los títulos anodinos, demasiado generales, no invitan a la lectura, sobre todo si se trata de un comentario no firmado. Si lleva firma, y ésta es de garantía, de una autoridad en la materia, entonces se lee el trabajo, aunque no esté muy bien titulado.

Para el artículo hay plena libertad de titulación. El artículo, normalmente, se lee por la firma, por el nombre del autor. No obstante, un artículo exige una titulación sugestiva, bella. Debe respetarse el arte de titular, porque «el nombre de pila» de un artículo (de un libro y hasta de una película), es un reflejo del buen o mal gusto de su autor.

Hay momentos en la literatura en que impera el barroquismo en el arte de titular. Barroquismo que se traduce en títulos largos, explicativos, más propios de una información que de un artículo o libro. Ejemplos: «Los cipreses creen en Dios», «La sombra del ciprés es alargada», «Los ancianitos son una lata», etc., son títulos de novela, descriptivos, barrocos. «Pobre gente», «El idiota», «Nada», «La peste», etc., son título
sugestivos, por su expresiva brevedad.

El título literario, en suma, ha de ser airoso, de ritmo breve, sugerente y atractivo. Ha de ser grato al oído. Un buen título es un buen reclamo.

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