El Murciégalo
Pies en tierra, levantemos la cabeza y oteemos el horizonte. En la jornada número once estamos entre uno y cuatro puntos del Barça, y entre cuatro y siete de los que, ya sí, se consideran nuestros rivales para un puesto en la Champions League (léase los Madrides y el Sevilla). En las redes sociales ya hay gente discutiendo en que si es mejor que gane el Barça esta noche o que lo hagan los andaluces, bendita discusión…
Una mirada cortoplacista nos hace desear que pierdan los Puigdemones para darles con el aliento en el cogote y agarrar cuanto antes la antorcha de líderes, que es la leche en bote pero que no te supone ninguna garantía debido al porrón de jornadas que restan. Otra, a medio o largo plazo, te dice que cuanto más terreno pongas por medio y más problemas anímicos tengan los rivales que te suceden (el fútbol es un estado de ánimo) antes verás cumplidos tus objetivos primordiales.
Una mirada al calendario nos dice que probablemente la crisis merengona no dure eternamente, que los culés pueden llegar lejos en la Champions, y que siempre les viene la crisis de resultados(cuando lo hace) una vez mediada las competiciones; que el Sevilla puede que avance menos en la máxima competición continental y pueda dedicarse de lleno a la Liga, aunque se clasifiquen para la Europe League, dado que no es el mismo nivel de exigencia ( y que cuanto más lejos estén mejor), que los Atléticos ya están apeados “quasi de facto” . Yo todo eso aderezado con la Copa de don Felipe VI…
En realidad los tres párrafos anteriores deberían importarnos un comino, que lo que debiera realmente preocuparnos es el VFC y los partidos que gane (y cómo los gane). Pero estamos hablando de fútbol…y mola.
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