Pedro Hermosilla
Muchos maestros que se consideran “serios” rechazan el uso de las imágenes como elemento pedagógico, consideran que recursos como el cómic no están a la altura de un aprendizaje efectivo y riguroso. Siento contradecirles, puesto que unas simples viñetas referentes a un texto escrito activan eficientemente muchos resortes cerebrales que, no solo facilitan, sino que fijan conocimientos en la memoria a largo plazo que es la que nos interesa desde el punto de vista docente.
El resumir, convertir una lectura en un cómic supone que:
-El niño sintetiza el texto en unas pocas líneas.
– Se cambia de registro de idioma en el lenguaje escrito, de narrativo a diálogo (o teatro).
– Se activa el pensamiento imaginativo al tener que convertir palabras en imágenes, no solamente los personajes sino las en que se desenvuelven.
– Se obliga al alumno a fijarse en los detalles para reproducirlos de lenguaje esc rito a visual.
-Cada niño busca una solución distinta, lo que favorece la diversidad de respuestas, enriquecedoras en el proceso de aprendizaje.
-El cerebro entiende mucho mejor las imágenes que las letras, por lo tanto la asimilación de conceptos es mucho más efectiva.
-Los niños pasan de una actitud pasiva a activa, lo que añade motivación e interés, irrenunciables para la labor docente.
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