EL VIEJO PROFESOR
EL NEGOCIO DE LA EDUCACIÓN
La educación en serie o en masa sólo es aceptable por quienes tienen la idea de que la educación es transformable en negocio.
Tuve la ocasión de comprobarlo. Los dos se extrañaban de lo que ocurría: el director y el padre de los alumnos.
– ¿Cómo quiere usted que conozca a sus tres hijos si son cientos y cientos los que tenemos en el colegio?
Pero las razones del padre eran contundentes:
-¡Que son trillizos! -decía molesto el padre-; ¿cómo no los conoce?
«Cuando los padres de los alumnos me preguntan por su hijo –me contaba un mal director de centro-, yo siempre les contesto lo mismo: necesita estudiar un poco más. ¿Cómo quieren que les conozca?
Actuaste mal, amigo. ¿Que las necesidades actuales obligan a instruir a miles? Pues bien. No tendréis la culpa vosotros, profesores, pero continuaremos formando en serie. Y en serie se puede enseñar la lista de los reyes godos, los ríos y los cabos de España, empezando por la derecha, y la lista de las fanerógamas; pero ¿educar?, ¿formar? No.
«La instrucción actúa únicamente sobre la inteligencia: la educación se preocupa de la voluntad, de la sensibilidad, de la moralidad. del gusto, de las aspiraciones superiores del niño; no pierde de vista el ser individual de éste ni su ser social; pretende realizar el desarrollo armónico de todas las virtualidades que posee el niño” (Kieffer).
Mal negocio para la educación si un colegio se mira como un negocio.
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