Enrique Arias Vega
(Periodista y Escritor. Ex director de publicaciones del Grupo Zeta, y de varios diarios pertenecientes a este grupo de comunicación)
A CONTRACORRIENTE
Se atribuía a Miguel de Unamuno la frase (probablemente tan apócrifa como la mayoría) de que él sólo leía a los autores muertos; que con los vivos, en cambio, prefería hablar con ellos.
A mí, por edad y por razones profesionales, me sucede justamente lo contrario. He tratado con muchos y magníficos escritores ya fallecidos: Mario Benedetti, Miguel Delibes, Camilo José Cela, Vázquez Montalbán, Eduardo Galdeano… Y no conozco personalmente, sin embargo, a los autores actuales, a quienes también leo con placer, debo decirlo, y que no desmerecen literariamente en absoluto a los de la generación anterior.
Con los políticos me sucede otro tanto, en cuanto a relaciones personales, que conocí a muchos en otra época, pero, en cambio, los actuales, a los cuales no trato, no les llegan a la pantorrilla a los de antes. Veamos.
¿Dónde hay en la actualidad gente con la capacidad política de Adolfo Suárez, Santiago Carrillo, Rodríguez Sahagún, Solé Tura… o de aquéllos que rondan ya los ochenta, como Felipe González, Pasqual Maragall u otros?
La diferencia, a mi modo de ver, no radica que en los anteriores fuesen más listos o en que los de ahora no hayan pasado del Bachillerato. En absoluto. La diferencia más significativa y relevante, es que los de aquella denostada generación del 78 supieron anteponer los intereses colectivos y las ansias compartidas de convivencia a sus propios intereses personales. E hicieron toda clase de sacrificios para poder conseguirlos.
Los de ahora, en cambio, dispuestos a lograr para ellos cuotas de poder al precio que sea, parecen preferir que todo estalle con tal de no bajarse del machito mientras puedan.
Lamentable.
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