EL VIEJO PROFESOR
Solo ante el peligro
Hay que procurar, ante la posible resistencia al trabajo por parte del alumno, que tienda a dominar con reciedumbre su natural tendencia al mínimo esfuerzo. Si hoy no aprenden a dominarse en la batalla dura del aprendizaje, los veréis mañana convertidos en unos pobres guiñapos: sin fuerza, sin autoridad, a merced de todas las olas, de caída en caída, de fracaso en fracaso.
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No tratemos de asegurar a nuestros alumnos una vida fácil. Hay que decirles bien claro, y que lo entiendan, que la vida no es fácil, que habrá que luchar, en ocasiones muy duro, y que, por tanto, hay que templarse con el esfuerzo. Acostumbrarles a querer más que a desear.
“Si el hombre no hubiera tenido que luchar contra el frío –dice Chevrot-, todavía habitaría en las cavernas”
Y todo esto con mucho amor. Dejemos los mimos para las mamaítas en casa…
Solo ante el peligro (High Noon) es uno de los mejores westerns de la historia del cine, si no el mejor. Aunque ciertamente es un western atípico, carente de escenas de acción, sin tribus de indios, o vistas panorámicas al estilo de Monument Valley… La película cuenta la historia de un solitario y noble sheriff, abandonado por los ciudadanos del pueblo que ha jurado proteger ante la inminente llegada de un grupo de bandidos. Llegan en el próximo tren sedientos de vengarse del marshall que les puso entre rejas… El sheriff Kane, orgulloso y fiel a su obligación, decide plantarles cara a pesar de la insistencia de su joven esposa y de todos sus conciudadanos que le sugieren que huya. «Cariño, he estado pensando, me están haciendo huir. Yo jamás he huido de nadie…»
Me ha sugerido la presente entrada uno de los comentarios oídos últimamente.” Estoy de acuerdo. Sin embargo, es difícil luchar contra todo un entorno donde se valora más saber discutir en público -como por ejemplo los programa de debate rosa -que sacar buenas notas o tener buenos argumentos. No toda la culpa la tenemos los padres.”
De aquí podemos entresacar esto:
– Que es difícil luchar contra el entorno socio-cultural.
– Que hoy día no se valora tanto la valía personal, la inteligencia, sino la verborrea, el ir a favor de las corrientes de la progresía, del falso avance de los tiempos, que hay que estar en contra de todo lo establecido… etc. En una palabra, toma tu barca y rema a favor de corriente.
– Que los padres no son responsables… etc.
Quiero pensar que muchos de nuestros educadores, padres o maestros por un momento se sienten en el papel de Gary Cooper, abandonado por todos, que le aconsejan huir, “salvar el pellejo”. Todo menos “cumplir y hacer cumplir la ley”. Hay muchos padres, como el del comentario, que sabe muy bien cuál es su deber, pero teme que las dificultades puedan más que su buena voluntad.
Para todos aquellos que todavía piensen que hay remedio para sus hijos, sus educandos, te copio algunas recomendaciones que puedes ir poniendo en práctica, si no es que ya no lo haces.
“- Cuando les veáis sufrir no os ablandéis. No les mintáis cuando le llevéis al médico. No tengáis miedo a pedirles esfuerzos. Fiaos de su reciedumbre. Estimulad ese heroísmo latente que vive en el alma de todo muchacho.
– Exigirles, para una educación viril, algo como esto:
– Hora en punto para levantarse.
– Hora en punto para acostarse.
– Mas ducha fría que baño caliente, para lavarse.
– Si el chico no está enfermo, come de lo que se pone en la mesa, sin contemplaciones.
– No se sirven desayunos, no lecturas en la cama.
– 36,8º es una “fiebre” apta para menores en la escuela.
– No sirvas a los niños lo que pueden servirse por sí mismos.
– Los medios de locomoción para ir al colegio son los pies, el metro, el autobús, el tranvía; a lo sumo, la bicicleta; pero nunca el coche de papá o mamá porque el niño llega tarde.
– Enséñale a terminar bien las cosas. Es un aprendizaje costoso, posiblemente un arte de los más difíciles de practicar.
– Y… échales a nadar donde no haga falta un hombre-rana para sacarlos; pero échalo a nadar. (J.U.)”
Ante éstas y otras orientaciones que seguro tú ya tienes en mente y en práctica, vas a tener enfrente a los que quieren liquidarte, como al bueno de Gary Cooper: la tele, la sociedad, la mujer, la suegra, los abuelos, los tíos… Y te vas a tener que oír cosas como éstas:
-¡El niño no tiene por qué pasar frío en el autobús! Tú lo llevas camino del trabajo.
-Pobrecito, tiene casi 37 de fiebre…¡hoy que se quede en casa!
-Mamá, ¿me alcanzas la sal? –Si, cariño, yo me levanto…
-¿No ves que el niño está cansado? Déjalo, ya terminará mañana…
etc. etc. etc.
¡Libertad! ¡Señorío! ¡Dominio de sí mismo! ¡Disciplina! ¡Voluntad! Si lo que pretendemos es hacer de tus hijos unos hombres con sentido de la responsabilidad, convéncete de que necesitan mucha más libertad, capacidad de deliberación, decisión y voluntad fuerte para ejecutarlo.
Ánimo, amigo Gary, no estás solo. Somos muchos los que queremos “salvar al pueblo de los desalmados y forajidos”.
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